Rutas de senderismo

Camino de Santiago desde Sevilla | Etapa 26 de la Vía de la Plata (Camino Sanabrés): Calzadilla de Tera-Mombuey

Mombuey es la meta de la tercera etapa del Camino Sanabrés.

Mombuey es la meta de la tercera etapa del Camino Sanabrés. / Emilio J. de los Santos

La tercera etapa del Camino Sanabrés, tal y como la planteamos en esta guía, es bastante sencilla. El sobreesfuerzo lo hicimos en los 34 kilómetros de la jornada previa. Entre Calzadilla de Tera y Mombuey hay 25 kilómetros por un perfil algo más ondulado, pero para nada escarpado.

Salimos del albergue y, a mano izquierda, vamos por la Calle de las Eras hasta la Calle de la Fuente. En el lavadero del fondo, a la izquierda otra vez hasta cruzar el Canal del Margen Derecho del Tera. Volvemos a doblar a la izquierda y seguimos el curso de agua hasta Olleros de Tera.

En esta localidad, que tiene un bar y un albergue, superamos el canal por otro puentecito de hormigón y avanzamos por Calle el Caño. A continuación, segunda a la derecha por la Calle de Fuente y, al dar con la bifurcación, tomamos la izquierda por la Calle Agavanzal hasta dar con la carretera local ZA-P-2547. La atravesamos perpendicularmente hasta el carril que empieza al otro lado.

Ermita de Nuestra Señora de Agavanzal. Ermita de Nuestra Señora de Agavanzal.

Ermita de Nuestra Señora de Agavanzal. / Emilio J. de los Santos

Entre campos de cultivo, vamos por un sendero muy llano. Si nos coge el amanecer por esta zona, disfrutaremos de unas bellas tonalidades del cielo. Así llegamos a la Ermita de Nuestra Señora de Agavanzal, patrona de las localidades próximas. El templo se erige en el punto donde encontraron la talla de la Virgen entre unas matas de agavanzo, un rosal silvestre.

Hay dos formas de subir a la pared del Embalse de Agavanzal. Lo más seguro es seguir el itinerario ciclista. Hay dos formas de subir a la pared del Embalse de Agavanzal. Lo más seguro es seguir el itinerario ciclista.

Hay dos formas de subir a la pared del Embalse de Agavanzal. Lo más seguro es seguir el itinerario ciclista. / Emilio J. de los Santos

Dejamos la iglesia por el sendero dibujando una curva a la izquierda junto al curso del río. En un codo de la pista, veremos una señalización algo confusa: manda a la izquierda a los ciclistas y recto a los senderistas. El camino que va de frente es posible que esté sin mantener y que en cierto punto perdamos la trocha entre un encinal. Es posible desorientarse. La opción más segura es continuar por el itinerario de las bicis, aunque sea algo más largo. Por esta pista, tendremos que doblar a la derecha en dos ocasiones antes de alcanzar la Presa de Agavanzal. Por aquí llevamos 8 kilómetros de marcha.

El Río Tera desde el Embalse de Agavanzal (Foto 2021). El Río Tera desde el Embalse de Agavanzal (Foto 2021).

El Río Tera desde el Embalse de Agavanzal (Foto 2021). / Emilio J. de los Santos

Cruzamos el embalse por encima de su pared. Podremos disfrutar aquí de bellas vistas del Río Tera y del embalsamiento de agua. El recorrido irá bordeando el pantano, descubriéndonos pequeñas playas. Tras 4 kilómetros por este bello paraje, entramos en Villar de Farfón.

Iremos bordeando la presa hasta llegar a Villar de Farfón. Iremos bordeando la presa hasta llegar a Villar de Farfón.

Iremos bordeando la presa hasta llegar a Villar de Farfón. / Emilio J. de los Santos

La segunda localidad intermedia es una pequeña aldea. El Camino la atraviesa siguiendo la Calle Iglesia. A la salida del pueblo, nos topamos con el Albergue Rehoboth, un lugar muy acogedor donde sus dueños no dudarán en dar al peregrino un café y una buena charla (o una cama si se decide pasar la noche aquí).

El Albergue Rehoboth y su hospitalero, Craig Wallace. Un interesante lugar donde parar a dormir o para tomar un café. El Albergue Rehoboth y su hospitalero, Craig Wallace. Un interesante lugar donde parar a dormir o para tomar un café.

El Albergue Rehoboth y su hospitalero, Craig Wallace. Un interesante lugar donde parar a dormir o para tomar un café. / Emilio J. de los Santos

Tras dejar las casas atrás, el sendero de tierra se interna en una zona de bosque mixto con pino y encina. Una pista en muy buen estado irá ascendiendo sin que apenas lo notemos hasta atravesar un cortafuegos que marca la mitad del recorrido hasta la próxima localidad. Desde aquí, empezamos a descender para cruzar el Río Negro por una pasarela. Antes dejamos a nuestra izquierda un polígono industrial.

Accedemos a Rionegro del Puente tras pasar por debajo de la N-525. Cabeza de su comarca, se trata de una localidad muy volcada con los peregrinos, sede de la Hermandad de los Falifos o Farrapos, la cofradía hospitalaria más antigua del Camino de Santiago. De ellos es propiedad la Iglesia de Nuestra Señora de la Carballeda, patrona de la zona, que destaca por su imponente torre de 20 metros además de por su patrimonio.

El templo se construyó cerca del lugar donde la Virgen ayudó a unos peregrinos a cruzar las aguas crecidas del Río Negro con sus capas como si fueran barcas. El milagro dio origen al pueblo, pero también a esta cofradía de Farrapos, que se dedicó durante siglos a hacer puentes y hospitales para asistir a los peregrinos que atravesaban estas tierras. Como no podía ser de otra forma, Rionegro cuenta con uno de los mejores albergues de la Vía de la Plata, también propiedad de los Falifos.

Rionegro del Puente es una localidad históricamente muy volcada con los peregrinos. Rionegro del Puente es una localidad históricamente muy volcada con los peregrinos.

Rionegro del Puente es una localidad históricamente muy volcada con los peregrinos. / Emilio J. de los Santos

Además, Rionegro es la cuna del conquistador Diego de Losada, fundador de Caracas, la capital de Venezuela. Hay un busto dedicado al personaje.

Tras la visita a este municipio tan interesante, continuamos la marcha algo más de 9 kilómetros. Por la izquierda del Ayuntamiento de Rionegro, caminamos por la Calle Vereda. Ante de alcanzar la Nacional, tomamos el sendero que arranca a la derecha. Por él superamos por un paso elevado la A-52 o Autovía de las Rías Bajas. Durante un kilómetro vamos por su lado hasta que nos acabemos separando para a seguir a unos metros de distancia la N-525. Todo esto lo recorremos por un paisaje sin apenas árboles, así que ojo con el sol.

La impresionante torre-atalaya de la Iglesia de la Asunción de Mombuey. La impresionante torre-atalaya de la Iglesia de la Asunción de Mombuey.

La impresionante torre-atalaya de la Iglesia de la Asunción de Mombuey. / Emilio J. de los Santos

A unos 3 kilómetros, atravesamos una carretera local (la ZA-P-2657) y vamos de frente otros 4 kilómetros hasta la Estación de Servicio La Ruta. El recorrido pasa por la trasera de los edificios para posteriormente desembocar en el arcén de la carretera Nacional. Así llegamos, por fin, a Mombuey tras otro kilómetro de marcha.

En la localidad palanquina destacan la Iglesia de la Asunción y muy especialmente su campanario, una torre-atalaya atribuida a los Templarios y de estilo tardorrománico.

A partir de Mombuey, el Camino Sanabrés empieza a mejorar: su paisaje se hace más verde y se palpa más la historia, con más lugares de interés. La ruta brindará tal cantidad de detalles al peregrino que lo sorprenderá en muchas ocasiones.

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