El público que acuda hoy a las instalaciones en las que se disputa Roland Garros podrá disfrutar dos choques de alto voltaje muy pronto, en octavos de final: Novak Djokovic se enfrentará al siempre imprevisible Jo-Wilfried Tsonga, mientras que Roger Federer chocará con el polémico Ernests Gulbis.

El tenista serbio, número dos del mundo, se reencontrará con el francés en un duelo cuyo primer enfrentamiento catapultó la carrera del balcánico. Fue en la final del Abierto de Australia 2008, cuando Djokovic batió al galo en cuatro sets para conquistar el primero de sus hasta ahora seis Grand Slam. Tsonga, que rozó el primer grande para Francia desde Yannick Noah en 1983, jamás volvió a jugar otra final de esa envergadura. "Le gané varias veces, pero no en los momentos importantes, no en los grandes torneos. Diría que él estropeó mi carrera, hasta cierto punto", dijo en París Tsonga, un tenista capaz de lo mejor y lo peor y que será el primer obstáculo importante de Djokovic en su camino hacia el único Grand Slam que le falta.

Por su parte, Federer se mide con un rival al que venció en dos de sus tres duelos, aunque el letón siempre ganó al menos un set al suizo. "¿Mi plan? No quiero revelar todas mis cartas, pero tengo un plan. Sé cómo voy a jugar", dijo Gulbis, de 25 años y que está en plena madurez. "No hay que tenerle miedo. La mayoría entra en la cancha con el partido ya perdido antes de empezar. Puedo asegurar que no será mi caso", añadió el número 17 del ránking. El letón, un jugador incómodo para los rivales tanto por su juego como por sus quejas, estuvo rodeado de varias polémicas: entre ellas, acusar a Federer, Djokovic y Nadal de "aburridos".