El Sanluqueño volvió a caer, esta vez en Cartagena ante uno de los gallitos de la categoría, sigue en lo más bajo de la clasificación y no supo sacar rédito a haberse adelantado en el marcador en la primera mitad pues la alegría sólo le duró cinco minutos.

Con miedo, temeroso y evitando deslices, el Sanluqueño amaneció el partido cavando trincheras cerca de su meta, fortaleciendo a Facundo, asustado en su guión en un único remate de Menudo, cuando apenas se sacaba de inicio. El resto, hasta su gol, fue un pasaje por el tedio, con los andaluces atentos a las embestidas de los locales, cimentadas desde la diestra, donde Antoñito le hizo jugar con un nudo en la garganta a Blanco, a merced de la velocidad del blanquinegro. Poco más argumentaron los locales; insistencia contra la pared que crecía a buen ritmo de una zaga de Racero que se aplicaba con méritos para puntuar.

Su hilo conductor en el choque, además, les dio la razón a las primeras de cambio. En su primera llegada, cuando se cumplía el 27', avisó con un disparo de Poley, desde veinte metros, que repelió Limones, continuando la jugada un error en la cesión de Zurdo a su meta habilitó a Peral que, solo, elevó el balón ante el meta local logrando el primero de los gaditanos. Todo sobre ruedas en un mapa imaginario de sueños.

Pero el despertar les incomodó más de lo previsto. Apenas cinco minutos después, Zurdo enmendando su error, ejecutaba con maestría un libre directo casi sobre la línea del área que le hacía firmar las tablas para los suyos. Desde entonces, se gustó el Cartagena atravesando sus mejores minutos en la posesión con los ánimos del gol del empate.

Quedaba casi un cuarto de locura en el que la velocidad en la circulación de los locales fue muy superior, aunque siempre estrellada en la zaga visitante que, sin darle esencia a su juego, trataba de no encajar, de irse al descanso con un empate que les insuflara aire en el físico y entusiasmo en lo emocional.

Tras el descanso las variaciones apenas se intuyeron. Ambos siguieron sin salirse de la pauta del primera acto, con solvencia, intentando no caer en el error. Por eso, en su génesis, el planteamiento no sufrió cambios; el Cartagena dominaba ante un Sanluqueño acostumbrado a la espera y creciendo desde la fortaleza de la defensa. Tampoco ayudó la expulsión de Beñat, en una criminal entrada sobre Antoñito. En minoría, le costó más al Sanluqueño a encontrarse. Entonces aparecieron los dibujos, los cambios tácticos en los locales para dar más presencia ofensiva y más nombre al ataque de los de Tevenet. Megías ofreció más empaque, más consistencia en la posesión y otorgó mucho más peso al trabajo de la zaga visitante.

En un error, cuando menos se esperaba, llegó el gol de Carlos David que desnivelaba el duelo. Facundo, el meta local erraba en la salida dejando en bandeja el remate del mediocentro local. Ese gol facilitó las cosas al Cartagena que, con ventaja y siendo mayoría, pareció engatusarse mejor con el balón… hasta la expulsión de Zurdo, por doble amarilla, que ajustó la balanza en hombres, que no en juego.