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El alegrón ruso

  • La victoria local sobre España ha provocado un estallido de felicidad en el país

Aficionados rusos muestran sus banderas en el interior del estadio Luzhniki antes del partido ante España.

Aficionados rusos muestran sus banderas en el interior del estadio Luzhniki antes del partido ante España. / alberto estévez / efe

Con su perfecto español y su inseparable mate, podrá parecer que Antoine Griezmann se equivoca de bando en el duelo entre Francia y Uruguay del viernes. Y es el que el delantero galo tiene medio corazón conquistado por la pequeña nación sudamericana.

"Uruguay es mi segundo país", dijo en declaraciones a la FIFA. "Es una nación y un pueblo que a mí me encantan. Tengo muchos amigos allá, va a ser estupendo jugar este partido y un momento muy intenso en el aspecto emotivo".

En el ambiente reina la felicidad estos días y los moscovitas sueñan con estar en la semifinal

La carrera de Griezmann estuvo marcada desde los inicios por encuentros decisivos con referentes y compañeros uruguayos que le contagiaron no sólo costumbres y sentimientos, sino también un modo de entender y practicar el fútbol. En particular el técnico Martín Lasarte le dio un impulso decisivo en la pretemporada de 2009 al apostar por él para completar el plantel de la Real Sociedad. El azar, como en todo romance, hizo su aporte. El delantero convenció y Lasarte pidió al club que se lo quedara.

Ya como niño mimado del plantel coincidió también con Diego Ifrán o con Carlos Bueno, que junto con Pablo Balbi, preparador físico del club vasco, le enseñaron a tomar mate, la típica infusión rioplatense. Griezmann no la abandonó nunca más. "Siempre ha habido al menos uno o dos uruguayos en mis clubes", contó el delantero de 27 años. En su nuevo club, el Atlético, coincidió desde 2014 con Cebolla Rodríguez, Giménez y Godín, sus principales obstáculos al gol el viernes. En particular con Godín, capitán y referente de Uruguay, construyó una amistad que lo llevó incluso a nombrarlo padrino de su hija.

Griezmann admira la legendaria garra charrúa. El espíritu y el juego de la Uruguay de Óscar Tabárez le recuerdan a lo que vive en el Atlético. "Mucha solidez atrás y a por todas arriba", analizó. Es posible que Griezmann tenga que olvidarlo durante esos 90 minutos, pero cuando pase el partido, el astro francés tendrá motivos de alegría gane quien gane.

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