Balonmano · Copa de Europa

El Barça es el rey de Europa

  • Los de Pascual doblegan a un Veszprem que acusó el cansancio y siempre fue por detrás en el marcador. Es la novena corona continental que luce en el palmarés azulgrana.

El Barcelona se proclamó en Colonia (Alemania) campeón de Europa por novena vez en su historia, después de vencer en la final de la Liga de Campeones al Veszprem húngaro (28-23), en un partido que los azulgrana, mucho más frescos en comparación con su rival, rompieron en el ecuador del segundo tiempo tras firmar un parcial de 5-1 en diez minutos.

Antes, en el primer tiempo, el Barça se apoyó en su extraordinario trabajo defensivo para mostrar su superioridad. Su intenso y duro 6-0 se le atragantó al Veszprem, que se quedó a una distancia de diez goles antes de enfilar el túnel de vestuarios al descanso.

Falto de frescura por el desgaste que le supuso la semifinal ante el Kiel, el conjunto dirigido por el malagueño Antonio Carlos Ortega sobrevivió gracias a los goles de sus laterales Nagy e Ilic -siete entre ambos- y a su buen balance defensivo, que se convirtió en un auténtico quebradero de cabeza para el ataque posicional azulgrana en algunos momentos.

El Barcelona jugó con pequeñas ventajas en el marcador (4-2, 7-5, 9-7) hasta que en los últimos siete minutos pegó un estirón con tres goles consecutivos de Karabatic y otras cuentas paradas de Saric, al que la primera línea húngara no encontró forma de superar desde los nueve metros. De hecho, el serbio firmó un 44 por ciento de acierto en la primera mitad.

Una ventaja que los azulgrana aumentaron hasta los cinco goles en el arranque del segundo acto (18-13), gracias a su mayor fluidez en ataque y a que Saric mantuvo el nivel bajo los palos.

Por ahí se le fue escapando el partido al conjunto de Ortega, que decidió devolver a pista a Alilovic, ya que Mikler no había mejorado sus números. Y cuatro paradas consecutivas del balcánico dieron aire al Veszprem, que dispuso de tres ataques para ponerse a un gol: el que los árbitros rumanos Din y Dinu no le señalaron pese a la falta en ataque.

Perdonaron los magiares, no así el extremo Sirgudsson, que gracias a sus dos tantos consecutivos rompió la sequía azulgrana, la cual había durado siete minutos. El Barça recuperaba así los cuatro goles de ventaja, que aún ampliaría hasta los seis a falta de ocho minutos para el pitido final (24-18).

La novena Copa de Europa parecía asegurada, sobre todo porque al Veszprem se le veía agotado, sin gasolina. Una exclusión a Karabatic hizo soñar a los húngaros en el minuto 55 (25-21) con repetir la hazaña del Flensburg en las semifinales del año pasado, pero esta vez el Barcelona no desperdició la gran oportunidad para ampliar su envidiable palmarés justo cuatro años después de ganar su último título mundial.

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