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Blindaje ante el último recuerdo de París

En el minuto 17 del amistoso que disputaban el pasado 13 de noviembre a las afueras de París Francia y Alemania, se escuchó un estruendo. Y poco después un segundo estallido retumbó en el Estadio de Francia de Saint Denis. Un comando de tres terroristas suicidas se hacía explotar en las inmediaciones del recinto deportivo, en lo que marcaría el inicio de una serie de ataques yihadistas casi simultáneos que dejaron 130 muertos en la capital y sus alrededores.

A pesar de la evacuación del estadio del presidente de Francia, François Hollande, los jugadores no supieron hasta después del partido que París sufría el peor ataque terrorista de su historia reciente. Ante el desconcierto general de aquellas primeras horas, los jugadores germanos pasaron la noche en los vestuarios.

Cuando Alemania vuelva a jugar hoy en tierras francesas en su debut en la Eurocopa, habrán transcurridos 223 días desde aquél fatídico viernes.

Inglaterra no ha dudado en recomendar a sus ciudadanos que no viajen a Francia durante el torneo mientras que Alemania, sin mencionar directamente a la Eurocopa, también ha lanzado esta semana una alerta a través de su Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) sobre la amenaza que suponen los ataques con drones en eventos deportivos. Incluso el presidente germano, Joachim Gauck, ha reconocido estar "inquieto, como mucha gente en Europa".

La prudencia extrema se ha contagiado a parte de la plantilla y Boateng anunció recientemente que no traerá a su familia a la Eurocopa, para curarse en salud. "Para mí el riesgo es simplemente demasiado importante", señaló consternado aún por los atentados del 13-N el defensa del Bayern Múnich.

La selección alemana llegó ayer desde su hotel de concentración en la localidad de Evian, hasta el Grand Hotel de Roubaix donde se alojará la víspera del partido, un recinto inspeccionado por artificieros y cercado después por agentes de policía y de seguridad para evitar incidentes.

Los aficionados, sin embargo, parecen menos intranquilos ante la hipótesis de que el terrorismo islámico o de extrema derecha aproveche la Eurocopa como vitrina y los hinchas germanos sí que arroparán a la campeona del mundo.

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