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El Cádiz crece con Claudio

  • Los amarillos trituran al Cartagena y ya se acercan al liderato

Con oficio, con galones, con hechuras de un equipo poderoso que fue de menos a más hasta reducir a cenizas a un rival rendido a la evidencia. El Cádiz no sólo ganó en Cartagena -donde nadie lo había hecho hasta ayer-, que era lo más importante. Lo hizo además con tanta autoridad que asestó un golpe en la línea de flotación de un presunto rival directo empequeñecido por la aplastante superioridad de un conjunto amarillo que presentó su candidatura a un liderato cada vez más cercano.

La jornada había quedado propicia tras los tropiezos del UCAM Murcia y la Balona y los amarillos no dejaron escapar la oportunidad de encaramarse al segundo puesto de la clasificación y ponerse a cuatro puntos del trono.

La victoria no admite discusión ni las prestaciones de un equipo que, tras una primera media hora dubitativa, supo manejar el encuentro con el marcador a favor y mostró el único lunar de las dudas cuando le tocó defender las acciones de estrategia.

Jona firmó su primer doblete como cadista y Juan Villar puso la guinda a una mañana de ensueño en el primer examen serio del técnico Claudio Barragán desde su llegada al banquillo, saldado de manera exitosa.

La diferencia entre amarillos y albinegros fue tal que el Cartagena, distanciado ahora a ocho puntos, no da la apariencia a día de hoy de estar en condiciones de ser un adversario en el Grupo IV.

De inicio, la dificultad de unos y otros para generar oportunidades dejaba en manos de la estrategia las mayores posibilidades de gol. En el 23', el Cádiz las pasaba canutas para defender a balón parado y Servando sacaba el esférico en la línea de gol tras un córner peinado por Sergio de cabeza.

Los amarillos estaban obligados a ofrecer mucho más si querían sacar algo positivo de la ciudad departamental. Jona y Kike Márquez se ponían a ello con una pared (27') que dejaba solo al sanluqueño dentro del área pero Ceballos se cruzaba con rapidez. A renglón seguido, el primer gol. Jona marcaba a puerta vacía y rompía el partido. A partir de ese momento, sólo hubo un equipo sobre el campo, el dominio amarillo fue absoluto.

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