bádminton campeonato del mundo 2018

Carolina responde a la llamada de la historia

  • Conquista su tercer Mundial al vencer en la final a Sindhu por 21-19 y 21-10

Carolina responde a la llamada de la historia

Carolina responde a la llamada de la historia

Lo complicado hoy es poner palabras a lo que sucedió ayer. Lo difícil es explicar cómo la bandera nacional subía hasta el cielo por encima de los colores indios, japoneses y chinos. Ocurrió en un deporte que es rey en Asia pero en el que gobierna España. Sucedió en 46 minutos de gloria que pasarán a la historia. Carolina Marín es la mejor jugadora de bádminton de todos los tiempos. Única e irrepetible. Una leyenda que grabó ayer su nombre como la primera mujer que logra tres títulos mundiales de manera exclusiva. Y lo hizo arrollando, con un mandato sobre el tapiz que superó a la sinrazón. La onubense se coronó con un juego descomunal que sólo ella sabe practicar. La princesa Carolina apabulló a la india Pusarla Sindhu por 21-19 y 21-10 para que Huelva llorara de alegría una vez más y siguiera sin descubrir dónde está el techo de esta bestia deportiva que supera límites insospechables en el transcurso de cada temporada.

Marín ya guarda en su vitrina cuatro europeos, tres mundiales y un oro olímpico que le sirven para ser la más laureada de su deporte y una de las mejores deportistas nacionales.

Carolina demostró durante la semana pasada que las estrellas brillan en los momentos oportunos y especiales. Sin una preparación de grandes resultados (cayó a las primeras de cambio frente a la japonesa Sayaka Sato en Indonesia y en cuartos de final de Malasia ante Pusarla Sindhu; curiosamente dos rivales que han hincado la rodilla ante la española en este Mundial) la mentalidad ha sido clave para reponerse y no asentarse tras el Europeo conquistado en Huelva en abril y más tras dos torneos preparatorios de la cita mundialista que no le han valido apenas para sumar puntos de cara a escalar posiciones en el ranking internacional, donde a fecha de ayer ocupaba el octavo lugar.

La onubense llegó a la final en Nankín con el sello de favorita a pesar de jugar contra la nº 3 del mundo, Pusarla Sindhu, quien no había cedido ningún set hasta entonces. La española y la india reeditaban la final olímpica. Un seguro de calidad para el aficionado. El partido comenzó parejo en el marcador con una Marín agresiva en cada punto y una rival que intentó ralentizar el partido y cambiar los esquemas a la española. Con 3-5 abajo para la onubense empezaron a sucederse rallys largos donde los golpeos diagonales fueron decisivos para ambas jugadoras. Sindhu trató de desconcentrar a Marín con saques tardíos, algo que no supuso un cambio en la mirada de la española que continuó con su ritmo de juego. El primer set fue de tú a tú entre dos jugadoras que se conocían lo suficiente. Algunos golpeos fallidos de Carolina a la hora de matar un punto supusieron que al descanso del parcial llegara 8-11 por detrás.

El tempo de las acciones las manejaba Marín pero los puntos se engrosaban en el electrónico de la jugadora india, tanto es así que con 11-15 Pusarla tenía la final donde quería. La número 3 del mundo sabía que ganar en tres sets a Carolina era imposible debido a la resistencia física que había mostrado durante el mundial. Pero volvió a ocurrir y Sindhu cayó en la trampa de la onubense. Carolina le puso ritmo a la final y no le tembló el brazo para sumar puntos de una categoría estratosférica. Marín le dio la vuelta al marcador (16-15). Una vez más silenció al mundo con su juego para remontar con la mente. Un nuevo parón llevó el partido al iguales a 18. Pero sólo fue eso, un parón. Ya estaba fuera Sindhu y Carolina se llevó el primer set 21-19.

El segundo parcial fue otro cantar. Fue una epopeya de rima y verso. Fue la fuerza de la naturaleza de una jugadora que empequeñeció a un hueso duro en poco menos de 21 minutos en una final mundialista. El segundo set servirá para enseñar a los pequeños que quieren ser como ella. Se mostrará en escuelas para aprender de la mejor. Pusarla no sabía dónde meterse en la segunda mitad del partido. En el tapiz sólo estuvo Carolina. Con 11-2 la onubense impuso su juego, su clase y su técnica. Lo ganaba todo. Hasta las peticiones del Ojo de Halcón. El partido siguió en la misma senda sin un ápice de resurrección por parte de Sindhu porque Carolina no se fue del partido en ningún momento. Estuvo siempre ahí para firmar un 21-10 final histórico y proclamarse por tercera vez campeona del mundo.

La onubense demostró ayer que es capaz de cualquier cosa. Es la que desentierra la esperanza para entregársela al incrédulo. Carolina es la tranquilidad en la cuerda de la tensión. Es la emoción mientras el resto mira atónito a cada movimiento que hace. Carolina ha mostrado a España lo que es el bádminton. Ha conseguido que todos se levanten a las 09:00 un domingo de agosto (y de Colombinas) y que esperen una hora de retraso en la jornada final. Carolina ha enseñado a la nación que el volante va por ahí en vez de por allí. Ha revelado los secretos de cómo escalar la Muralla China, de subirse a ella y saludar al mundo. Carolina lo ha vuelto a hacer. Ha roto esquemas, apuestas y contradicciones. Ayer, le llamó la historia. Y ya lo dijo su madre: "Carolina siempre responde".

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