Fútbol internacional

Cosecharás tu siembra: el éxito alemán

  • El triunfo en el Europeo sub 21 y la consecución de la primera Copa Confederaciones para sus vitrinas demuestran el buen hacer germano

  • Su historia cambió tras la debacle en la Euro 2000

Vagner, de la selección alemana, levanta la Copa Confederaciones.

Vagner, de la selección alemana, levanta la Copa Confederaciones. / Efe

La raíz de un gran éxito muchas veces se remonta a los momentos de amargas derrotas. Así le pasó a Alemania poco después del cambio de siglo. El equipo envejecido del entrenador Erich Ribbeck jugó de manera desastrosa en la Eurocopa del 2000, no ganó ni un partido y se despidió como último de la tabla tras la fase de grupos. Diecisiete años después, aquel triste capítulo parece tan alejado como si no hubiera existido jamás en su prolífica hoja de ruta.

Con el triunfo del equipo sub 21 y la primera victoria de una selección alemana en una Copa Confederaciones, el fútbol alemán está viviendo un verano dorado, el que más en los últimos años. Para ello existen en principio dos razones, íntimamente vinculada la una a la otra. Por un lado, una abundancia nunca vista de talentos extraordinarios. Por el otro, tras la catastrófica Eurocopa del 2000 los directivos de la Federación Alemana de Fútbol (DFB) tenían en claro una cosa: Había que hacer cambios urgentes en la estructura y en todo lo relativo al combinado germano.

Joachim Löw aún se acuerda. "El fútbol alemán estuvo hundido en 2000 y 2004", dijo el entrenador antes del 1-0 sobre Chile en la final de la Copa Confederaciones. Y es que tras el sorpresivo segundo lugar en el Mundial de 2002, en la Eurocopa 2004 en Portugal se vivió un nuevo revés. Con Rudi Völler había un nuevo entrenador al frente del equipo en comparación al 2000, pero una vez más todo se había terminado tras la fase de grupos. Las mejoras decisivas para un futuro diferente ya se habían iniciado. Pero aún faltaba más tiempo.

"Tras la desastrosa Eurocopa era necesaria una reforma profunda de la formación de las nuevas generaciones", dijo el entonces presidente de la DFB Gerhard Mayer-Vorfelder al semanario Die Zeit.

Mayer-Vorfelder, muchas veces despreciado y controvertido incluso tras su muerte en 2015, fue elegido jefe de la federación alemana en 2001. De inmediato, y prácticamente desde el primer minuto tras su nombramiento, inició una reforma radical a todos los niveles.

La DFB implementó en todo el país cientos de puntos de apoyo para impulsar a jóvenes futbolistas. Al mismo tiempo se alentó a los clubes profesionales a crear centros para nuevos talentos, los llamados NLZ (abreviatura de Nachwuchs-Leistungszentrum), lo que poco después se volvió obligatorio, ya que sin NLZ ya no hay licencias para jugar.

El jefe de la Liga alemana de fútbol (DFL), Christian Seifert, calificó la implementación de los NLZ alguna vez de "uno de los hitos más importantes de la Bundesliga; con ello logramos una ventaja de entre dos o tres años en relación a nuestros competidores internacionales". Y de eso se beneficiaron tanto la DFB como los clubes a partes iguales. Los antiguos altercados entre la Bundesliga y la selección hace tiempo que ya no existe, al menos públicamente.

Y eso no debe sorprender, porque los clubes se beneficiaron enormemente del éxito de la selección: si un jugador es convocado al valioso equipo campeón mundial, aumenta su valor.

Además el prestigio de la liga sigue creciendo por los éxitos de la DFB a pesar del rendimiento pobre en las últimas competiciones europeas, donde apenas han conseguido éxitos tanto en la Europa League como en la Champions League. Y es que la cantera de futbolistas parece inagotable. La selección de talentos de Löw simboliza el cambio de paradigma tras el fiasco en la Eurocopa 2000.

"Este equipo alemán ya no encarna más el estilo alemán. Antes los jugadores alemanes sólo eran fuertes", dijo el entrenador de Camerún, el belga Hugo Broos, tras la derrota 3-1 en la ronda previa ante Alemania. En vez de eso, ahora son también técnicamente buenos y rápidos: "Se ve el resultado de otro tipo de formación".

Pero sería demasiado sencillo ver las razones para ello sólo en Mayer-Vorfelder. También tienen que ver con la labor de un inconformista. Tras años de fracasos, la federación nombró en 2004 a Jürgen Klinsmann como técnico. Y él fue quien regaló a la DFB y a los hinchas no sólo el verano mágico de 2006.

En aquel entonces, el otrora histórico Klinsmann era objeto de burla por sus métodos. Trajo preparadores físicos estadounidenses, utilizaba cintas elásticas para los entrenamientos de los futbolistas y hasta contrató a un psicólogo.

De forma paralela Matthias Sammer desarrolló a partir de 2006 el trabajo con los más jóvenes como director deportivo de la DFB e implementó la creación de un equipo especial con jugadores a desarrollar. "Eso comenzó con él. Y naturalmente ahora podemos ver los frutos de ese trabajo", dijo el goleador récord de los Mundiales, Miroslav Klose.

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