Fútbol

España, del Mundial a la confirmación del reinado

  • Atrás quedaron años de frustraciones, excusas, acusaciones a la mala suerte y una actitud victimista ante errores arbitrales.

A un año de la imagen de aquel pequeño  hombre con incipiente calvicie correteando desaforado por el campo  del estadio Soccer City de Johannesburgo. A un año de la bisagra más  trascendente de la historia del deporte español. A un año de la  gestación de la leyenda y de la confirmación en el reinado del fútbol  mundial.  La selección española de fútbol cumple su primer  aniversario como campeona mundial. Un año después del 1-0 sobre  Holanda en la final de la Copa del Mundo en Sudáfrica, el equipo  dirigido por Vicente Del Bosque se encargó de justificar su  supremacía en la primera escena futbolística y de sentar con buen  criterio las bases para forjar una dinastía. 

Aún con la imagen del gol de Andrés Iniesta en el tiempo de  descuento en el partido disputado en el Soccer City, la selección  española supo encontrar las herramientas para no relajarse en la  gloria mundialista y para mantener vivo el hambre competitivo.  El rótulo de campeón mundial en las espaldas pesó primero más de  lo previsto. Las goleadas recibidas contra Argentina (4-1) y contra  Portugal (4-0) en los amistosos de la última mitad de 2010 sirvieron  como alarma, pero la eficacia a nivel oficial reestableció la  confianza sobre una generación asentada en el éxito. 

España mantuvo intacto su estilo. Defendió la base de futbolistas  con las que se alzó con la doble corona de Eurocopa 2008 y Mundial  2010 y volvió a arrasar en la primera mitad del campeonato  clasificatorio para la Eurocopa 2012.  Hasta el momento, el equipo conducido por Del Bosque ganó los  cinco partidos de su grupo y quedó a un paso del torneo a disputarse  el próximo año en Ucrania y Polonia, donde defenderá su título. 

Hubo tiempo para batir récords, alcanzar cifras inimaginables y  alimentar la estadística de la gloria. Jugadores como Xavi Hernández  traspasaron la barrera de los 100 partidos, mientras que David Villa  se consolidó como el máximo goleador histórico de la selección (46  tantos) y hasta el propio Del Bosque se coronó como el entrenador con  más triunfos de la historia (39). 

De todos modos, el punto más importante del aniversario reposa en  la confirmación del legado futbolístico. La selección española  encontró el método perfecto para sostener su idea al margen de sus  intérpretes.  Por ende, la llegada de los nuevos integrantes a las convocatorias  y el rendimiento de las selecciones juveniles permiten proyectar un  futuro acompañado de éxitos: todas las categorías intentan jugar a lo  mismo. 

El único ápice de preocupación del año radicó en el cortocircuito  entre los jugadores del Real Madrid y del Barcelona, distanciados  después de los cuatro crispados choques en 20 días en abril y mayo.  No obstante, las victorias en los amistosos contra Estados Unidos y  Venezuela establecieron al paradigma del buen fútbol por sobre  cualquier diferencia personal. 

Atrás quedaron los años de frustraciones mundialistas. Atrás  quedaron las excusas, las acusaciones a la mala suerte y la actitud  victimista ante errores arbitrales. España necesitó una generación  dorada para romper su maleficio en los Mundiales y alcanzar esa  estrella en la camiseta que se le mostró esquiva durante décadas. 

El camino en Sudáfrica comenzó con la inesperada caída contra  Suiza en el debut y finalizó con la merecida victoria sobre una  aguerrida Holanda en la final. La prensa española pasó de su legendario refrán "jugamos como  nunca, perdimos como siempre" al '"ha ganado el buen fútbol".  En el medio estuvo el ejercicio de superación demostrado en los  triunfos contra Chile y Honduras durante la primera fase y en la  casta de equipo grande para superar a Portugal, Paraguay y Alemania  en el camino hacia el partido definitorio. 

David Villa fue el goleador, Iker Casillas el héroe en los  momentos de desesperación y Sergio Busquets el referente  incondicional de Del Bosque. En sí, los 23 convocados de aquella Copa  del Mundo desarrollaron el ya hoy mundialmente conocido 'tiqui-taca'.  "Está bien que recordemos y que celebremos, pero al mismo tiempo  hay que preparar el futuro", asegura  Del Bosque. A un año del  título mundial, el entrenador se mantiene cauteloso, pero el futuro  de la selección española parece ser hace rato presente.

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