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Tenis · Roland Garros

Ferrer pasa a cuartos y asegura semifinalista español

  • El alicantino vence a Anderson por 6-3, 6-1 y 6-1 y se medirá a Robredo, que remontó ante Almagro por 6-7, 2-6, 6-4, 6-4 y 6-4.

El tenista español David Ferrer se ha impuesto (3-6, 1-6 y 1-6) este domingo en los octavos de final de Roland Garros al sudafricano Kevin Anderson, en el puesto 25º, tomándose su revancha particular tras la derrota en Indian Wells sumando así su victoria 101 en un Grand Slam y clasificándose para cuartos, donde le espera Tommy Robredo, que venció a Nicolás Almagro por 6-7, 2-6, 6-4, 6-4 y 6-4.

En la primera oportunidad de saque, Ferrer logró el break para ponerse con dos juegos de ventaja sobre el sudafricano. El oponente despertó tras un inicio dubitativo, pero la mejoría se esfumó en un abrir y cerrar de ojos gracias a la agresividad del alicantino (1-4). Lejos de rendirse, Anderson siguió peleando y aprovechó su servicio en el sexto juego para hacerse fuerte sobre la pista aunque acabó sucumbiendo ante el poderío de Ferrer y sus dejadas al filo de la red (3-6).

En el segundo set, el español comenzó con un nivel arrollador y aprovechó el resto para superar a un contrincante lento en la circulación sobre la pista (0-2). Anestesiado por la superioridad, el sudafricano no andaba fino en la volea y el de Jávea manejaba el duelo a su antojo con un drive potente desde el fondo de la pista (1-6).

Con la mente puesta en superar su mejor resultado en Roland Garros, cuando alcanzó en 2012 las semifinales, Ferrer siguió dominando el tercer set donde a Anderson apenas le quedaban fuerzas para voltear el encuentro y esperaba el final de forma casi agónica (1-6). De esta forma, el alicantino se cuela en cuartos tras su partido en la pista Suzanne Lenglen. La quinta mejor raqueta del Mundo aún no ha disputado ni un sólo duelo en la central Philippe Chatrier.

Robredo, tercera remontada consecutiva

Por su parte Robredo se clasificó para cuartos por quinta vez en su carrera, tras firmar contra Nicolás Almagro la tercera remontada consecutiva en esta edición.

Como un chiquillo, Robredo, de 31 años, rompió a llorar, arrodillado tras su triunfo en la pista Suzanne Lenglen en la que volvió a la vida desde las fauces de la eliminación por tercera vez consecutiva, para retornar a la mesa de los mejores tras una larga lesión que le apartó de las pistas casi un año. El público aclamaba su nombre, "Tommy! Tommy!", agradecido por la generosidad de su esfuerzo y de su fe, hechizado por el embrujo de su historia de superación ante las dificultades.

Como frente al holandés Igor Sijsling en segunda ronda, como contra el francés Gael Monfils, ídolo de los franceses, en tercera, Robredo volvió a aferrarse al partido cuando todo estaba en contra y remontar dos sets desfavorables en 3 horas y 49 minutos. Fue otra remontada épica, esta vez ante el favorito número once, un jugador que le había ganado en las cinco ocasiones en las que habían jugado, este año mismo en Acapulco.

Ausente en dos años de su Grand Slam favorito por la larga lesión, derrotado en primera ronda en 2010, hasta ahora su última comparecencia, Robredo regresa a París por la puerta grande. A su juego de fondo de la pista, a su constancia, el catalán agregó la épica para volver a rescatar un partido que parecía sentenciado cuando Almagro había ganado los dos primeros sets y dominaba 4-1 en el tercero. El murciano se quedó con la primera manga en un juego de desempate muy disputado, en el que con una doble falta Robredo regaló una doble bola de set a su rival (6-4), que aprovechó la segunda para adjudicarse la manga.

La siguiente se resolvió después de que Almagro rompiera el servicio de su rival en el tercer juego y conservara el suyo hasta el final. Lanzado sobre esa buena dinámica, el murciano se colocó 4-2 en la tercera, una losa demasiado pesada para cualquier tenista pero no para el Robredo versión 2013, que no da por perdido ningún partido.

El catalán sumó cinco juegos consecutivos y se hizo con el set para forzar un cuarto. En este volvió a ser Almagro quien llevó la iniciativa y se colocó con 4-2 y servicio a favor, lo que volvía a poner a Robredo contra las cuerdas y le obligaba a apelar a la épica. Y no falló el catalán, que de nuevo su cuatro juegos consecutivos para obligar a que el partido se dirimiera en el quinto set.

Una manga en la que los dos tenistas pusieron toda la pasión. Robredo, la que le permitía su físico, desgastado por los dos anteriores maratones que sumaban seis horas y media en las pistas; Almagro, atenazado por los nervios del fantasma de una nueva remontada de su rival que le privara de una victoria que tenía encarrilada y que le abría las puertas de los cuartos de final por cuarta vez. En ese contexto, ambos tenistas tenían problemas para amarrar su servicio. Almagro ganó solo dos veces su servicio y, aunque rompió en otras dos el de su rival no fue suficiente. Robredo iba ya lanzado, listo para cerrar la gesta, para rubricar otra remontada de las que quedan en las memorias.

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