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Fútbol, alcohol y un tren anticrisis

  • Gdansk, Gdynia y Sopot se llenaron con 10.000 aficionados que disfrutaron de la fiesta para aparcar lo económico · "Si España llega a la final iré a Kiev a que me rescaten las ucranianas", decía uno de ellos

Gdnask, Gdynia y Sopot. Tres localidades que forman un área metropolitana denominada Trójmiasto o, traducido del polaco, la triple ciudad. En ellas, cerca de diez mil aficionados españoles campaban a sus anchas antes del España-Italia. Las calles se tiñeron de rojo y acogieron a unos hinchas necesitados de alegrías.

Y es que la crisis económica aprieta en España. La palabra rescate suena en algunos de los cánticos que se podían escuchar en el tren que recorre los veinte kilómetros que separan Gdynia de Gdansk. En medio, queda Sopot. Y en las tres paradas, los aficionados españoles iban subiéndose al tren de La Roja.

Hay que hacer el recorrido para conocer cuáles son los pálpitos del aficionado español. Muchos llegaron a Polonia el día anterior a que Europa acudiera en ayuda de España. Muchos han huido para evadirse de sus problemas. Y muchos hablan del presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que estuvo presente en el Gdansk Arena para ver en directo a la selección española.

"Aquí no me da tiempo, pero si España llega a la final iré a Kiev a que me rescaten las ucranianas", aseguraba un aficionado sevillano que se subió en la primera parada, en Gdynia.

Poco después, con el vagón más teñido de rojo, los cánticos más clásicos olvidaron los relacionados con la economía, que los hubo. Se escuchó un Paquito el Chocolatero, el ¡Que viva España! de Manolo Escobar y otros clásicos de la España cañí que tanto gustan en el mundo del fútbol.

Los italianos, mientras, miraban sorprendidos. Eran menos y más observadores, pero al final acababan uniéndose a la fiesta española. Todos unidos en un mismo tren con dos finales. El primero, en una parada cerca de la Universidad de Gdansk. Desde allí, 25 minutos andando hasta el estadio. Una elección que muchos escogieron. Desde la ventana del tren, ya en marcha, se podía ver una fila de hormigas caminando hacia el Gdansk Arena.

La segunda opción, llegar hasta Gdansk, a la ciudad donde comenzó la Segunda Guerra Mundial llamada Danzig por los alemanes. Y también la ciudad donde se fundó el sindicato Solidaridad, dirigido por Lech Walesa, considerado uno de los mayores de la historia y que nació para luchar contra del régimen comunista polaco.

En la ciudad con el puerto más grande de Polonia se apearon del tren la mayoría de los aficionados. Allí coincidieron con otros que ya estaban alojados en Gdansk y que pasaron una noche etílica. Embriagados por la euforia, la marea roja, con todo tipo de disfraces, pelucas y muchas banderas, cogieron un tren rápido habilitado para llegar al estadio.

Desde allí, todos directos al Gdansk Arena, donde España inició su andadura en la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Todos juntos unidos por un mismo tren, el de La Roja, en el que los sueños futbolísticos de muchos hacen olvidar la crisis económica de España. "He venido aquí a ver buen fútbol, a pillarme una buena caraja y a olvidar", culmina otro aficionado. Tal vez sea la mejor medida anticrisis.

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