"Déjenme tranquilo, déjenme en paz". Pep Guardiola ya trabaja de lleno en el Bayern Múnich, pero sigue ajustando cuentas con su ex club, el Barcelona: acusó a la directiva de intentar hacerle daño por cualquier medio. Incluido el cáncer de su sucesor en el banquillo blaugrana, Tito Vilanova. "Se han pasado de la raya. Utilizar la enfermedad de Tito Vilanova para hacerme daño no lo olvidaré nunca, nunca", dijo Guardiola en la localidad italiana de Riva del Garda, aprovechando su segunda conferencia de prensa en el club alemán.
Durante el año sabático que Guardiola se tomó en Nueva York después de cuatro temporadas en el Barcelona, se filtró por los pasillos del club catalán que el ex técnico no había querido reunirse con su ex ayudante Vilanova cuando éste visitó la ciudad estadounidense para ser tratado por su cáncer. "A Tito Vilanova lo he visto en Nueva York", desmintió Guardiola. "Y si no lo he visto más, ha sido porque no ha sido posible. Pero no por parte mía. Justificar que yo no quiero que le vayan bien las cosas a un compañero que tanto me ha ayudado es de muy, muy mal gusto, no me lo esperaba. Ni de unos ni de otros".
Visiblemente irritado, Guardiola apuntó directamente contra el presidente del Barcelona, Sandro Rosell. "Durante este año me fui a 6.000 kilómetros y sólo le pedí al presidente que me dejaran tranquilo y no lo han conseguido. No han cumplido su palabra, no la han cumplido".
La marcha del técnico más exitoso en la historia –14 títulos de 19 posibles en cuatro años– sigue siendo un trago amargo para la directiva del Barcelona, tanto como la amistad de Guardiola con el que considera su maestro, Johan Cruyff. El holandés rompió relaciones con los actuales dirigentes y siempre se identificó con el predecesor de Rosell, Joan Laporta, que mantenía a la leyenda holandesa como asesor futbolístico externo y lo nombró presidente honorífico. Cruyff renunció al cargo bajo la actual directiva.
"Lo único que les pido es que sigan su camino y que a mí me dejen. Y que no utilicen mis amistades o mi gente para hacerme daño. Si quiero ir a cenar con Johan Cruyff, lo hago. No debo nada a nadie", reclamó Guardiola. "Que hagan su trabajo, que estén contentos con los jugadores que tienen. Les deseo todos los éxitos del mundo, porque no hace falta que diga que los siento un poco míos ni que diga qué significa el Barcelona para mí", añadió el técnico.
No sólo desde Barcelona, sino también desde Brasil se sintió atacado Guardiola. Medios del gigante sudamericano afirmaron que el técnico del Bayern menospreció a Vilanova para tratar de seducir a la estrella brasileña Neymar para el club alemán. "Hace tres años que hablé con Neymar porque el presidente del Barça me lo pidió para tratar de convencer al jugador de que viniera. Luego en la pasada gala de la FIFA en Zúrich coincidí con él y hablamos de fútbol", relató. "Cuando me convertí en entrenador del Bayern quise saber su situación, saber si había fichado realmente y organicé un encuentro en Nueva York con su padre. En cinco minutos me di cuenta de que quería fichar por el Barça".
Guardiola aseguró que en las tres ocasiones le recomendó a Neymar ir al Barcelona. "Y en las tres veces el nombre de Tito Vilanova no salió nunca". "No es necesario que diga si (Vilanova) está capacitado o no, porque fue mi ayudante cinco años y además ha ganado la liga más exitosa de su historia", concluyó.
La larga respuesta de Guardiola en catalán y sin traducción simultánea dejó desconcertados a muchos periodistas italianos y alemanes reunidos en Riva del Garda. La situación volvió a distenderse cuando el técnico explicó que sólo quería defenderse y que espera "abrazarse" a todos sus conocidos del Barcelona el 24 de julio en Múnich. Entonces el Bayern recibe al equipo de Vilanova en la Copa Hoeness, un torneo –al menos dentro del campo– amistoso.
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