La pelota de papel

Jiménez y Caparrós revientan el final

  • Dos técnicos unidos por un parecido estilo alejado de los estudiados gestos de Guardiola o Mou se cuelan en las peleas por Europa y la salvación · Sus cifras en Zaragoza y Mallorca son de UEFA (6º) y Champions (4º).

Han llegado como invitados en el último momento, de la mano de dos técnicos de raza, de los de chándal y botas en vez de traje y corbata. Zaragoza y Mallorca se han erigido en los protagonistas inesperados en esta jornada final de un campeonato decidido en la cúspide con el título del Madrid y la despedida de Guardiola y que tiene en la pelea por Europa y por la permanencia los únicos alicientes.

No será poco. A los tradicionales nervios, sospechas, primas y prisas en una clásica noche de radio... se unirá la pasión en el banquillo de dos entrenadores con el mismo librillo que, además, formaron equipo en un intento fallido en el Villarreal hace años en Segunda División. Manolo Jiménez y Joaquín Caparrós son los protagonistas de este tramo final de campaña. Contra los elegantes y estudiados gestos de Guardiola, o el papel de malo que desempeña Mourinho, lo de estos entrenadores es los resultados y la pasión por el trabajo. Gesticulantes, nerviosos, temperamentales, cancheros, nacidos en dos pueblos sevillanos, Arahal y Utrera... Jiménez y Caparrós centran los focos y, viniendo desde atrás, han cogido a más de uno con el dedo en la nariz. Ninguno de los dos pudieron planificar el trabajo de las plantillas que tienen a su cargo con el tiempo que un entrenador desea, con una pretemporada, pudiendo hacer descartes, peticiones... Llegaron sustituyendo a otros y el siempre difícil trabajo de levantar una situación adversa lo han hecho de maravilla.

Tanto que sus números sonrojarían a muchos de sus colegas, si es que alguno tiene la decencia de sonrojarse por algo. Jiménez cogió al Zaragoza hundido, prácticamente en Segunda, y en una vuelta completa lo ha puesto al borde de la salvación. Caparrós se aprovechó de una desavenencia entre Laudrup y Serra para aterrizar en Palma cuando el Mallorca estaba en mitad de la tabla y los problemas (concursales entre otros) hicieron ver de cerca la amenaza del descenso. Sús números son de Champions. Sí, de Champions. Pero es que los de Jiménez son de Europa League.

Aquella "vergüenza"

El punto de inflexión en el trabajo de Jiménez en el Zaragoza, al que llegó en plena Nochevieja tras el adiós de Aguirre y el no de Míchel tras reunirse con Agapito, fue el 25 de febrero. Ese día, después de adelantarse en Málaga y caer finalmente por 5-1, dejó a todos plantados en aquella célebre rueda de prensa de 30 segundos en la que dijo sentir "vergüenza" por la indolencia de su equipo. Ya había pasado lo peor el de Arahal, que dudó de haber tomado la decisión correcta cuando a la semana de su llegada dimitieron los rectores que lo reclamaron. Aquello, y otra rueda de prensa a los dos días en la que descartó que fuera a dimitir -"las ratas son las primeras que saltan de los barcos que se hunden"- fue el principio de la reacción y el idilio con el zaragocismo. Desde entonces, un equipo que estuvo 16 jornadas consecutivas colista y que llegó a tener la salvación a 12 puntos es el que más ha sumado tras Madrid y Barça.

Y es más, tomando como referencia la trayectoria del Zaragoza desde la llegada de Jiménez, la clasificación dice que los maños llegarían a la última jornada en sexta posición (Europa League) con 30 puntos en 21 partidos. La espectacular escalada vivida en La Romareda ha llevado a la afición a tener a su técnico como un auténtico héroe. Jiménez prometió en su día bailar una jota delante de la Virgen del Pilar si lograba salvar al Zaragoza y la fiebre que ha logrado contagiar en la ciudad castellana es digna de estudio. El lema de "¡Sí, se puede!" se ha estampado en bufandas, camisetas con la caricatura del entrenador y en los balcones se han colgado las banderas con los colores azul y blanco de un histórico en Primera. El cartel de "no hay billetes" también se hizo visible en el estadio el pasado sábado y la afición vibró con la remontada ante el Racing. Así, hoy, en la lucha por el descenso, depende de sí mismo y con muchas opciones. Un triunfo en Getafe convierte en real el milagro y Jiménez, ya en proceso de beatificación, entraría en el santoral zaragozano.

"Trabajo, trabajo"

En el Mallorca hubo quien dudó de la pareja Caparrós-Serra cuando en la jornada séptima se inició la extraña alianza de un sevillista y un bético que tuvieron incluso sus más y sus menos en algún derbi sevillano, pero el invento no ha podido ir mejor. El equipo balear, sexto ante la próxima visita al Bernabéu, tiene a tiro entrar en la Europa League. Depende de sí mismo y las estadísticas lo acompañan en un porcentaje muy amplio, pero lo que de verdad llama la atención es que sin las ocho jornadas en las que Caparrós no estuvo, el Mallorca estaría en zona Champions. Cuarto, empatado con el Atlético de Simeone a 45 puntos. Casi nada.

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