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Kosovo aterriza en el fútbol en plena crisis

Kosovo vivirá hoy el primer partido oficial de su selección nacional de fútbol, 17 años después de la guerra y casi una década después de declarar su independencia de Serbia.

El hecho de que Kosovo visite Finlandia (20:45) en la fase de clasificación hacia Rusia 2018 ya es una victoria para la ex provincia serbia. Dará igual el resultado del encuentro y si Kosovo se queda, como se espera, fuera del próximo Mundial. Sin embargo, será difícil que los éxitos deportivos del Estado más joven de Europa consigan que la gente se olvide de la crisis que se vive en el país. Las diferencias entre los albaneses, que conforman el 90% de los cerca de dos millones de habitantes, con los vecinos serbios tienen bloqueado todo: la reconciliación, el acercamiento a la Unión Europea, las reformas necesarias y la lucha contra una omnipotente corrupción.

La consecuencia: una tasa de desempleo de más del 50%, salarios en el sector privado de 360 euros al mes y una industria colapsada. La perspectiva es nula. El que puede, emigra.

En medio de esa desesperación aparece la luz del deporte. "Necesitamos un poco de tiempo y después seguiremos desarrollándonos", señaló el futbolista Bunjaku sobre el futuro de la selección. Bunjaku marcó el 13 de mayo el primer gol de la historia del combinado kosovar, en la victoria por 2-0 sobre Islas Feroe. Disputó el Mundial de Sudáfrica 2010 defendiendo la camiseta de Suiza, pero después cambió de nacionalidad. Unos pasos que varios futbolistas más podrían seguir.

Kosovo declaró su independencia en 2008 con el apoyo de Estados Unidos y otras potencias occidentales. Antes de aquella fecha, el deporte kosovar ya había ganado terreno en la escena mundial. La Federación Internacional de Tenis de Mesa fue la primera en reconocer a sus deportistas, en 2003. Después llegaron las de lucha, softbol, tiro con arco, judo y alguna más, pero ninguna de las federaciones de los grandes deportes.

Todo cambió cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) reconoció Kosovo en diciembre de 2014. Después de esa decisión la FIFA o la FIBA abrieron la puerta al país. Sin embargo, el incierto estatus diplomático de Kosovo proyecta todavía algunas sombras. Si la selección se clasifica para el Mundial de 2018 no está claro si Rusia, aliado de Serbia, permitirá a Kosovo participar. Moscú se negó a reconocer Kosovo y reclama la soberanía de Serbia sobre el territorio.

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