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Lágrimas, fiesta y más sueños de gloria

  • Las campeonas del mundo de waterpolo aún no se creen su gesta Río 2016, el próximo gran objetivo

La noche fue larga para las guerreras tras proclamarse campeonas del mundo por primera vez en la historia del waterpolo femenino español. "Yo sigo sin creérmelo", aseguraba Jennifer Pareja, nombrada la mejor jugadora e incluida en el equipo ideal del torneo. Nadie mejor que ella, que lloró por la emoción durante horas, sabe lo que representa el oro para su deporte.

Hace diez años, en los primeros Mundiales que acogió Barcelona, Pareja, la más veterana del grupo con 29 años, ya formaba parte del equipo que entonces alcanzó una meritoria octava posición. "Yo era la pequeña del grupo, entré de rebote en la selección y lo disfruté como una enana, pero esto es otra cosa", recordó. "El deporte femenino ha cambiado mucho en estos diez años: cuando se nos han dado las condiciones necesarias, nos hemos equiparado al masculino", analizó Pareja.

El salto cualitativo es extraordinario. Hace dos décadas ni siquiera vivía a la sombra de los hombres, que atravesaba su época de esplendor gracias al grupo encabezado por Manel Estiarte. Mientras los chicos conquistaban un oro y una plata olímpicos y dos Mundiales, de las chicas apenas se sabía nada.

El waterpolo era uno de esos deportes considerados sólo para varones. Y las mujeres malvivían sin recursos.

No estuvieron en Sidney 2000, ni en Atenas 2004, ni en Pekín 2008. Su primera participación mundialista no se produjo hasta 1998. En los Juegos de Londres, los primeros, eclosionó un fenómeno que, según el seleccionador español, Miki Oca, había comenzado a construirse en el Mundial de Shanghai 2011.

"Aquél fue el primer paso, porque la decepción nos sirvió para aprender", aseguró Oca. En aquella ocasión, España, que nunca había pasado de un séptimo puesto mundial, fue undécima. Sin embargo, ese mismo año, en el Mundial Júnior de Trieste, se colgó el oro. Dos años después, buena parte de ese equipo juvenil -Anni Espar, Andrea Blas, Marta Bach, Roser Tarragó, Lorena Miranda y Patricia Herrera- es campeón del mundo y subcampeón olímpico.

En sus primeros Juegos, las guerreras sorprendieron a todo el mundo al plantarse en la final olímpica frente a Estados Unidos. La perdieron, aunque la plata fue toda una conquista que cautivó a miles de aficionados.

"Este oro no se nos podía escapar, estábamos dispuestas a hacer lo que hiciera falta para ganarlo porque era el escenario perfecto, un sueño. No se podía pedir más", señaló Pareja, entusiasmada con el incansable apoyo del público.

"Este equipo tiene talento, madurez, mucho carácter y trabaja muy bien", resumió Oca, responsable de la selección desde 2011. Así lo demostró durante todo el torneo gracias a una trayectoria casi impecable, pues sólo perdieron ante Rusia en la fase de grupos.

"Son una generación de jugadoras fantástica. Algunas son muy jóvenes, y a ellas se suman las veteranas. Juntas forman un equipo estupendo", añadió el seleccionador que, nada más concluir el partido fue lanzado a la piscina por sus pupilas junto al resto del cuerpo técnico.

A la hora de las celebraciones, Oca, tan determinante en los éxitos como discreto, desapareció. En cambio, como era de esperar, las nuevas campeonas del mundo se entregaron a la fiesta después de haber reído y llorado a partes iguales.

Primero tuvo lugar una recepción oficial en el village de los Mundiales, a la que asistieron, entre otros, el presidente de la Federación Española de Natación, Fernando Carpena, y el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal.

Luego se desarrolló la celebración propiamente dicha, en la que todas las chicas del equipo fueron presentadas una por una, pues Patri Herrera, al más puro estilo Pepe Reina, ejerció de maestra de ceremonias.

"Este equipo no tiene techo, una vez estás aquí, quieres más: primero el próximo Europeo y luego el oro olímpico", anunció Laura Ester, premiada como la mejor portera del campeonato.

Fue ella quien propuso recorrer el Camino de Santiago si ganaban el oro. La promesa está en el aire y quizá la cosa se quede sólo en un tatuaje conmemorativo.

Lo que sí es seguro es que Río 2016 está ya en los objetivos de estas jóvenes, que tienen todavía muchos años por delante para seguir escribiendo páginas doradas en la historia del deporte español.

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