Real Madrid-Bayern Múnich y Chelsea-Atlético de Madrid serán los potentes duelos de semifinales de la Liga de Campeones europea de fútbol, según decidió ayer el sorteo celebrado en la sede de la UEFA en Nyon.

El azar abrió así la posibilidad de una final española el 24 de mayo en el Estadio da Luz de Lisboa. La ida de las semifinales se jugarán el 22 y 23 de abril en Madrid, en tanto que los partidos de vuelta se disputarán en Múnich y Londres una semana después, el 29 y el 30.

Catorce títulos de campeones de Europa adornan la semifinal entre Real Madrid y Bayern, a priori la más glamourosa de las dos. Los españoles son el club más exitoso en la máxima competición continental con nueve trofeos, pero ni el presente ni el pasado parecen estar de su parte ante el Bayern.

De los 20 enfrentamientos en Copa de Europa o Champions League, once fueron derrotas para los españoles, dos empates y siete victorias. El Bayern es además el actual campeón y se ha mostrado como el equipo más sólido de la competición. "El Bayern puede ser el favorito", admitió el técnico blanco, Carlo Ancelotti. "Será un partido complicado, pero también para el Bayern será difícil. No es fácil jugar contra el Real Madrid".

No obstante, los blancos sembraron dudas tras sufrir en la vuelta de los cuartos de final en casa del Borussia Dortmund, donde cayeron por 2-0 y estuvieron cerca de desperdiciar el 3-0 de la ida.

La ausencia de su gran referente, Cristiano Ronaldo, se notó mucho. Por eso muchas de las preguntas giran en torno a si el jugador llegará a tiempo de recuperarse de su lesión muscular para la ida del 23 de abril. La vuelta se juega en Múnich el 29. "Me voy a preparar como si él fuera a jugar", advirtió ya ayer el entrenador de los bávaros, Josep Guardiola, gran conocedor de su rival. "Conozco al Real Madrid muy bien, como jugador y como entrenador. He jugado contra ellos muchas veces durante mi época como entrenador del Barcelona", recordó el catalán, que nunca perdió en el Santiago Bernabéu como técnico (5 victorias y 2 empates). El Real Madrid busca su primera final desde 2002, mientras que el Bayern no sólo aspira a jugar la tercera consecutiva, sino a convertirse en el primer equipo que defiende el título desde que la competición se transformó en Champions. "Creo que en los próximos tres a cinco años el club no sólo liderará la Bundesliga sino también el fútbol internacional", advirtió ayer el técnico que en 2013 llevó a los bávaros al triplete, Jupp Heynckes. "El Bayern tiene opciones de repetir lo del año pasado", añadió.

Menos renombre tiene la semifinal entre Atlético y Chelsea, pero enfrenta a dos conjuntos con una capacidad para competir a prueba de bombas. El Atlético es un equipo en trance que, inspirado por la personalidad de su entrenador, Diego Simeone, lleva tres años a un altísimo nivel, jugando y ganando finales y a sólo seis jornadas de ganar la Liga española.

En cuartos eliminó al Barcelona de Lionel Messi, que ha sido incapaz de derrotar a los rojiblancos en toda la temporada, y lo hizo sin dos de sus mejores jugadores, los lesionados Diego Costa y Arda Turan. Para la semifinal, que se juega el 22 y el 30 de abril, el club colchonero podrá contar finalmente con el portero Thibaut Courtois, que tenía prohibido por contrato enfrentarse al Chelsea, propietario del jugador, a no ser que se pagara un indemnización de unos tres millones de euros por partido. Según advirtió la UEFA, su reglamento prohíbe a todo equipo influir de ningún modo en la alineación de un rival, por lo que la cláusula de penalización es nula y el belga podrá jugar ante el conjunto dirigido por José Mourinho.

El técnico portugués tiene a dos partidos una final que se le resistió durante sus tres años en el Real Madrid. Si ganara la Champions, cumpliría además su sueño de ser el primer entrenador en ganarla con tres equipos distintos, después de su títulos con Oporto e Inter. Si el Chelsea de Mourinho estuviera en Lisboa, estará asegurado el choque de alto voltaje, pues enfrente tendría a Guardiola, con el que desarrolló en España una rivalidad que rayó en el paroxismo, o a su ex club, el Real Madrid, del que salió dejando muchos enemigos.