El Birmingham City se proclamó campeón de la Copa de la Liga (Carling Cup) al arrebatar por 1-2 al Arsenal el trofeo que buscaba para poner fin a sus casi seis años de sequía en una final marcada por las bajas de Cesc y Walcott.

Catorce años después de que estos equipos se midieran por primera y única vez, hasta ayer, en la Carling Cup, ocasión en la que los gunners vencieron por 4-1, Birmingham y Arsenal ofrecieron un atractivo espectáculo en la catedral del fútbol inglés, Wembley.

Lo hicieron de igual a igual pese a la diferencia de estatus que los separa en la tabla de la Premier, donde el combinado de Londres ocupa la segunda posición y el de Birmingham la decimosexta.

Ambos llegaban con hambre de títulos. El Arsenal irrumpió muy ofensivo y las ocasiones que tuvo en los primeros trece minutos de partido hacían anticipar una ventaja de éste. Entre esas opciones destacó una jugada individual del francés Nasri, con la que advertía del peligro del Arsenal, un club que buscaba su primer trofeo desde la Copa de Inglaterra ganada el 21 de mayo de 2005 ante el Manchester United en la ronda de penaltis con los españoles Cesc y Reyes en la plantilla. Precisamente la baja del actual capitán del Arsenal, Cesc, que se resintió de una lesión muscular en el último partido de Liga, fue notoria en la plantilla, mientras el checo Rosicky trataba de hacerse con el puesto del campeón del mundo.

El plantel de Alex McLeish fue astuto para aprovechar las malas entregas del Arsenal y en el minuto 27 abrió el marcador tras un doble cabezazo dentro del área. El autor del gol, el ex delantero serbio del Valencia Nikola Zigic, recibió un centro de cabeza que completó con esa misma parte de su cuerpo en un imponente salto con el que se ganó al meta y a varios defensores.

Tras el intento fallido de Jack Wilshere, cuyo disparo golpeó el travesaño, la asistencia del ruso Arshavin resultó clave para que Van Persie se colocara y recibiera un centro que definió a la perfección. Eso sí, le costó un golpe en la rodilla, por el que finalmente tuvo que retirarse.

La segunda parte dejó al Arsenal como el encargado de llevar la iniciativa, aunque el Birmingham no se descompuso y terminó llevándose el título al aprovechar un error de la zaga londinense para que Martins, recién ingresado al campo, lograr el gol del triunfo.