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Messi: el infinito techo de un 'crack'

  • La historia crecerá conforme pasen los años. Todos querrán haber estado en el Camp Nou durante el partido de los cuatro goles de Messi ante el Arsenal.

La historia crecerá conforme pasen los años, y los 93.330 privilegiados de la noche del 6 de abril de 2010 se transformarán en centenares de miles. Todos querrán haber estado en el Camp Nou durante aquel mítico 4-1 del Barcelona al Arsenal, el de los cuatro goles de Leo Messi, el de la infinita proyección de un crack.

En los años de gloria de Diego Maradona en el Nápoles, a finales de los 80, una canción hacía temblar al San Paolo. Ho visto Maradona (He visto a Maradona) era su título. "¿Mamá, sabes por qué me late el corazón? He visto a Maradona, y enamorado estoy". Los barceloneses, tan lejos de los volcánicos napolitanos, deberían inventar algo parecido, porque ante las maravillas del genio que corre suelto por el Camp Nou sólo atinan a reverenciarlo con lo obvio, un letárgico "Messi, Messi, Messi..." que estira las cinco letras cual chicle.

"He visto a Messi", se decían la mañana siguiente los barceloneses en una mañana fría y gris en las que los corazones latían fuerte y daban calor. Tan fuerte como latía el corazón de Xavi, el cerebro del Barça, en la medianoche del martes. "Messi es una pasada, un futbolista que sale cada 25, 30 años. Anota goles, ayuda, presiona, defiende... Es el número uno". Los elogios y la admiración de Xavi son compartidos por todos sus compañeros, que ven con absoluta naturalidad que Messi sea a sus 22 años claramente el que más cobra en todo el equipo.

Hay que cuidar y mimar al genio. De eso es bien consciente Josep Guardiola, el entrenador azulgrana, que suele tener pequeñas gentilezas con Messi, alargándole las vacaciones en Navidad o incluso convenciendo al presidente del club, Joan Laporta, de cederlo a la selección argentina aunque no esté obligado, tal como sucedió en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Guardiola es otro al que se le agotaron los términos para describir a Messi como futbolista: "Os dejo a vosotros el adjetivo. Yo ya no sé qué decir. Estas cosas no se pueden explicar, no hay palabras. Este tipo de actuaciones hay que verlas".

No tiene en cambio dudas a la hora de definirlo como persona: "Lo bueno de Messi es que mañana se despertará y contará con el afecto de su gente y sus compañeros. Sólo le interesa el fútbol, es un ejemplo para los niños la forma en que maneja todo". A Messi, en efecto, parece importarle sólo el fútbol, parece despreciar los seductores añadidos que conlleva el deporte más popular del planeta. Le preguntan a Messi que con cuál de sus cuatro goles se queda, y la respuesta descorazona: "Lo importante es hacer goles". La pregunta entonces es cuál es su techo, y Messi sigue fiel a sí mismo: "¿Mi techo? Lo que importa es que el equipo gane".

La humildad del crack no concuerda con sus números: el martes igualó a Rivaldo como máximo goleador del Barcelona en Liga de Campeones, con 25 tantos. También superó ya sus 38 goles de la temporada 2008/2009, logro que corrió a festejar con Juan Manuel Pinto, el arquero suplente del Barça, que lo había picado en verano apostándole que no sería capaz de repetir esos 38.

Ya son 39, y la pregunta es cuántos restan aún por venir. ¿Serán 50? Le quedan potencialmente diez partidos por jugar -ocho en la Liga, dos ante el Inter por las semifinales de la Liga de Campeones-, aunque muchos esperan que Guardiola le dé descanso en algún momento. Algo que Messi busca siempre evitar, porque lo peor que le puede pasar es no jugar.

Con sus cuatro goles del martes iguala a Marco van Basten, Simone Inzaghi, Ruud Van Nistelrooy, Andrei Shevchenko y Dado Prso, los cinco hombres que antes que él habían logrado cuatro goles en un partido en la Liga de Campeones. Pero Messi, siempre diferente, es el único en haberlo hecho en un choque eliminatorio. Messi brilla porque es feliz jugando.

Lo dice Johan Cruyff, al que Messi está desafiando semana a semana como gran mito barcelonista. "Tiene la capacidad de hacer lo difícil sin sufrir, sin angustiarse, sin padecer", analizó el holandés para El Periódico de Catalunya. Y tiene la capacidad de ahorrar fuerzas: "Nadie, en el Barça, se desgasta menos que Leo. Si se pasara el partido corriendo, persiguiendo su momento, cuando le llegara no tendría chispa, llegaría agotado al instante de rematar". "Muchos se preguntan, te preguntan, por qué Leo no es así cuando juega con Argentina. Porque los compañeros no son los mismos, ni siquiera su situación en el campo, y él se ve obligado a correr más, a buscarse la vida de forma individual y derrocha energías sin sentido. Y Pep (Guardiola), que lo ha apartado de la banda, lo ha colocado en un sitio donde lo ha convertido en la referencia de sus compañeros". Cruyff, está claro, también ha visto a Messi.

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