El argentino Horacio Zeballos logró el triunfo de su vida ante Rafael Nadal en la final del torneo de Viña del Mar y dejó al español sin título en su regreso al tenis en más de siete meses. En una final vibrante en el balneario chileno, el argentino se impuso por 6-7 (2-7), 7-6 (8-6) y 6-4 en casi tres horas de juego para sumar el primer título de su carrera nada menos que en arcilla y ante Nadal.
"Es el partido que deseaba toda la vida, jugar una final contra uno de los jugadores más grandes de la historia del tenis", dijo Zeballos entre lágrimas. "Creo que jugué el mejor partido de mi vida, disfruté desde que entré en calor hasta ahora. Este momento es único. Esto no se va a dar muchas veces", continuó incrédulo el argentino.
Cómo no estarlo, si acababa de consumar una sorpresa mayúscula. El español no perdía una final en arcilla desde que el serbio Novak Djokovic lo venciera en Madrid en 2011. Sólo el actual número uno y el suizo Roger Federer habían podido vencer al siete veces campeón de Roland Garros en un duelo decisivo sobre su superficie favorita. Pero ahora la lista tiene un inesperado tercer nombre: Zeballos. Nadal, en cambio, mostró que aún le queda un largo camino para volver al lugar en el que se encontraba cuando el 28 de junio del año pasado cayó en la segunda ronda de Wimbledon ante el checo Lukas Rosol, su último encuentro antes de resentirse de la lesión en la rodilla izquierda.
"Quiero felicitar a Horacio por el gran torneo que ha hecho. Ha sido una de las semanas más bonitas de los últimos tiempos. Llevo tiempo sin sentir algo así, nunca voy a olvidar esta semana. Aunque hoy no haya podido ser, para mí el hecho de estar aquí es un triunfo", resaltó un frustrado Nadal, que tuvo hoy en Zeballos al mayor escollo de toda la semana. "Me superó. Se merece el título, tiene potencial y desparpajo en la pista. Yo tuve mis opciones y no he podido aprovechar. No jugué mi mejor partido esta noche. Necesito horas de vuelo", analizó luego Nadal en conferencia de prensa.
El zurdo y talentoso argentino exhibió el mejor nivel de su vida y plantó una dura batalla al español. La estrategia del número 73 del mundo -a partir de la semana que viene estará entre los 50 mejores- funcionó a la perfección durante todo el encuentro. Preciso con el saque y con la derecha, el argentino atacó todo el tiempo y obligó a mantener a la defensiva a un Nadal que lucía impreciso y molesto en el inicio.
De hecho, fue Zeballos quien tuvo las únicas oportunidades de quiebre de todo el primer set. Pero no las pudo aprovechar y Nadal fue creciendo con su servicio. Ambos mantuvieron con firmeza su saque y llegaron al tie-break, donde el español aprovechó una serie de errores de Zeballos para llevarse el set con un revés ganador. Nadal pegó un salto, apretó el puño y corrió al banco. El título parecía encaminado. Pero Zeballos tenía otros planes. El argentino no se cayó anímicamente en una segunda manga de tónica similar a la primera. Ambos se mantenían firmes con su saque, aunque era esta vez el español el que estaba más cerca. Nadal tuvo los dos únicos puntos de quiebre del set en el cuarto game y luego estuvo a dos puntos del título en el noveno. Pero Zeballos, con un tenis a esa hora ya sublime, se iba a escapando una y otra vez y terminaba forzando un nuevo tie-break.
Allí se impondría en una definición ajustada y desataba la sorpresa del público que colmó la cancha central del club Las Salinas En el arranque del tercer set, Nadal logró quebrar de inmediato y parecía que esta vez sí el partido era suyo. Pero Zeballos devolvería gentilezas y quebraría al game siguiente.
La definición se angostaba y llegaron saque y saque hasta el noveno game, con Nadal 4-5 al servicio. El argentino se jugó entonces la vida en un game perfecto y logró lo que nadie imaginaba. Eufórico, se lanzó al piso y estalló en lágrimas. El español, en cambio, quedó a las puertas de un título que parecía suyo.
Tampoco pudo ser en el dobles para Nadal, ya que cayó junto al argentino Juan Mónaco ante la pareja italiana compuesta por Paolo Lorenzi y Potito Starace por 6-2 y 6-4. Lo espera ahora Sao Paulo, la segunda escala de su inédita gira por Sudamérica, donde seguirá a la búsqueda de volver a ser el jugador que alguna vez fue imbatible.
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