gimnasia artística

Nassar, el "monstruo" sin control

  • Los testimonios en el juicio contra Larry Nassar, ex médico acusado de abusos, emocionan a la jueza y se preguntan cómo la Federación no actuó ante las denuncias de las deportistas

Jade Capua declara mirando al acusado durante el procedimiento al médico Larry Nassar, acusado por abuso sexuales.

Jade Capua declara mirando al acusado durante el procedimiento al médico Larry Nassar, acusado por abuso sexuales. / RENA LAVERTY / efe

La apertura de audiencias de sentencia contra el ex médico de la selección de gimnasia de Estados Unidos, Larry Nassar, en Lansing (Michigan), dejó la imagen desoladora de más de una decena de mujeres, deportistas y familiares, que denunciaron ante la jueza Rosemarie Aquilina, responsable del caso, las monstruosidades que les tocó vivir en manos del acusado. Todos y cada uno de los testimonios mostraron el calvario por el que les tocó vivir a las gimnastas durante tantos años desde que fuesen abusadas sexualmente por Nassar, que en todo momento mantuvo los ojos cerrados y cabizbajo.

Expresiones como "me robó la inocencia, la privacidad, la seguridad y la confianza" y "es un monstruo que sólo me dejó dolor y cicatrices. Mi primera experiencia sexual llegó cuando aún iba a la guardería", se escucharon durante la primera jornada de la audiencia, que se espera pueda acabar el mañana después de que 98 personas hayan dado su testimonio como adelantó el fiscal del caso.

El más dramático de la jornada fue el que ofreció Donna Markham, la madre de su hija Chelsea, que nunca pudo superar el calvario de las marcas que le dejó el abuso sexual de Nassar y a los 23 años, en el 2009, se quitó la vida. "Ella no puede estar hoy con nosotros" manifestó Markham. "Todo comenzó con él". Markham dijo que su hija fue abusada sexualmente cuando visitó a Nassar a la edad de 10, 11 y 12 años para ser tratada por una lesión y a los 13 abandonó la gimnasia tras encontrarse con Nassar en una competición, para iniciar un camino de destrucción que la llevó también al mundo de las drogas.

Hasta la propia jueza Aquilina se emocionó y alabó el coraje y la valentía de las testigo. La magistrado informó en el tribunal que planea cumplir el acuerdo de declaración de culpabilidad alcanzado en noviembre y dijo a las víctimas de Nassar que "su historia terminará en prisión". "El monstruo que se aprovechó de ti se va a marchitar en la cárcel", le dijo Aquilina a una de las mujeres.

Nassar, de 54 años, ya cumple una sentencia de 60 al declararse culpable en un caso de pornografía infantil y podría recibir otra condena de entre 40 y 125 años

Las víctimas también mostraron cómo Nassar se ganaba la confianza de los padres de tal manera que inclusive delante de alguna madre realizaba con las atletas actos de abuso sexual encubriéndolos de acciones médicas necesarias. Pero a medida que se conocen más los "desoladores" testimonios, la gran interrogante que nadie alcanza a responder es cómo un "monstruo humano" de esa naturaleza llegó tan lejos sin ser descubierto antes en ambientes deportivos de la élite olímpica y universitaria.

Sobre todo porque el máximo responsable médico del equipo estadounidense de gimnasia durante casi dos décadas apenas cambiaba su modus operandi, como lo demostraron las revelaciones que en los últimos meses hicieron las estrellas olímpicas como Aly Raisman, McKayla Maroney, Gabby Douglas y Simone Biles, ganadora de cuatro medallas de oro y una de bronce en Río de Janeiro 2016.

Nada menos que un depredador sexual implacable que era el máximo responsable médico con un gran prestigio profesional tanto en la Universidad de Michigan como en la Federación, que presidía Steve Penny, ya fuera del cargo tras casi 12 años de gestión. Muchos lo consideran cómplice necesario de todo el calvario que sufrieron las víctimas por no supervisar la actividad de Nassar.

Raisman, de 23 años, que no quiso comparecer como testigo, si habló a través de la cadena de televisión ESPN y fue categórica al denunciar que junto a Nassar, al que calificó de auténtico "manipulador", los verdaderos culpables de lo sucedido también fueron los directivos de la Federación por no tener control y no actuar de inmediato. "Cuando por segunda vez pensé que había sido abusada sexualmente y se lo dije a mi madre, lo denunciamos a la Federación y su respuesta fue sentir que me amenazaban para que me callase", destacó la tres veces campeona olímpica. "Al final lo único que les interesaba era seguir ganando medallas, sin hacer ningún cambio y lo que es peor me engañaron al decir que estaban investigando", afirmó.

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