Balonmano l Campeonato del Mundo

Nuevo aire, idéntica meta

  • La selección española, con cambio en el banquillo y ocho novedades respecto a la que fue bronce en Pekín, busca en Croacia una nueva medalla · El equipo anfitrión y Francia, escollos en el camino a las semifinales

Menos de cinco meses después de obtener el bronce en los Juegos de Pekín, la selección española de balonmano afronta otra cita del máximo nivel con el objetivo, una vez más, de estar en el podio. No puede ser de otra manera para un equipo que lleva más de una década colgándose medallas y que hace ahora cuatro años, con su título mundial en Túnez, alcanzó su cénit y, de paso, rompió con una cierta maldición que, por una u otra razón, le había impedido hasta ese momento coronarse como el mejor.

En Croacia, desde mañana, la selección afronta un torneo sin duda mucho más exigente que el olímpico -24 equipos frente a 12, entre ellos todos los grandes de Europa salvo Islandia, sorprendente plata en Pekín, y las rocosas selecciones norteafricanas- y en el que su última experiencia fue un decepcionante séptimo puesto en Alemania 2007. Además, los problemas llegan desde el primer momento para el combinado hispano, con Croacia y la siempre difícil Suecia, a pesar de su ausencia en algunas de las últimas grandes citas, en la primera fase y Francia, tantas veces bestia negra, y Hungría en la segunda. Como quiera que en este torneo no está programado el cruce de cuartos de final, todo apunta a que España se jugará con Croacia, Francia, Suecia y Hungría una de las dos plazas que dan el pase a las semifinales.

Con nuevo seleccionador, Valero Rivera, la España que disputará el torneo croata presenta un aire distinto a la que estuvo en los Juegos. Se inicia un ciclo olímpico, el que desembocará en los Juegos de Londres en 2012, y el balonmano de selecciones, tradicionalmente, elige este momento para proceder a la renovación. Así, Rivera se lleva a una selección en la que hay hasta ocho novedades. No muy relevantes en la portería, donde aparece un tercer portero, el onubense Sierra, junto los sempiternos Barrufet y Hombrados, ni en los extremos, donde el joven Ugalde completa el cuarteto barcelonista con Juanín García, Rocas y Tomás; pero sí en la dirección del equipo, que el nuevo técnico encomienda a los noveles Ruesga, Perales y Cañellas, e incluso en la primera línea, donde entran Morros y el malagueño Víctor Hugo López. Además, teniendo en cuenta que Rolando Uríos sigue fuera de combate, y al parecer cerca de la retirada, y que el papel de Prieto en los Juegos no fue precisamente brillante, Rivera ha confiado en el novel sevillano Juan Andréu para que comparta con Garabaya el esforzado puesto de pivote. En total, seis debutantes y dos jugadores, Sierra y Ruesga, con un paso efímero por el equipo nacional.

Respecto a Pekín se han quedado fuera uno de los grandes de la historia del balonmano español, Demetrio Lozano, y otros fijos de los últimos tiempos como Belaustegui y David Davis, además del referido Prieto, el poco consistente Raúl Entrerríos y el lesionado Malmagro, un joven que anduvo a buen nivel en la cita asiática y que casi con toda seguridad hubiera tenido su sitio entre los 16. Tampoco está Chema Rodríguez, el central que dirigió el juego de España en los últimos años y que aún no ha recuperado el nivel tras su grave lesión.

Entre todas las ausencias destaca especialmente la de Demetrio Lozano, fijo en las convocatorias desde el Europeo de 1996 que, con la plata obtenida en la final de Sevilla, marcó el inicio del ciclo dorado de la selección, hasta los Juegos de Pekín. Trece años en los que sólo se ha perdido dos grandes competiciones -el Mundial de Portugal en 2003 y el Europeo de l año pasado en Noruega- y en los que se ha colgado tres bronces olímpicos, tres platas y un bronce europeos y el oro en el Mundial de Túnez; o sea, todas las medallas que figuran en el palmarés de la selección. Oficialmente, se dice que su ausencia es una decisión puramente técnica, un paso más en el inevitable y necesario relevo generacional. Sin embargo, Demetrio tiene 33 años y en el balonmano no resulta extraño que jugadores del más alto nivel prolonguen sus carreras hasta bien sobrepasada la treintena, así que ya hay quien dice que Valero Rivera le ha pasado factura al madrileño por su marcha del Barça en 1991, en dirección al Kiel alemán, cuando él dirigía al equipo azulgrana.

Polémica menor, en cualquier caso, la exclusión de Lozano no ha sido la única que ha rodeado la primera convocatoria de Valero Rivera. De hecho, se ha creado una cierta controversia por la ausencia de jugadores del Ademar León, que ganó con gran solvencia la Copa Asobal justo el día antes de que el seleccionador diera la lista casi definitiva. Ni el central Sarmiento, ni el pivote Aguinagalde ni el lateral Mikel Aguirrezabala, que jugaron recientemente los partidos de clasificación para el Europeo de 2010, han contado para el técnico y la caja de los truenos en el mundillo del balonmano se ha desatado, con alusiones desde León al pasado barcelonista de Rivera como antes las había a la condición de vallisoletano y de entrenador del Valladolid de Juan Carlos Pastor.

Así se presenta España en el torneo que hoy inauguran Croacia y Corea. En el recién estrenado pabellón Spaladium de Split se va a medir a la anfitriona Croacia, que ha recuperado a última hora a Ivano Balic y a Lackovic, a la Suecia de Kallman y Kim Anderson y a un equipo siempre incómodo como el coreano, además de a dos presuntas comparsas como Cuba, una incógnita aunque parece lejos del nivel que ofrecía con Uríos, Fis, Carlos Pérez o el malogrado portero Rivero, y Kuwait. El objetivo ineludible es entrar en la segunda fase y, además, hacerlo al menos con una victoria para mantener bastantes opciones de llegar a las semifinales, un techo mínimo al que el balonmano español se ha acostumbrado hasta el punto de que todo lo que no sea eso suena a fracaso. Es lo que tiene estar entre los mejores.

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