La Balompédica regresó ayer del Ciudad de Puertollano con un empate de esos que, al menos en el estado de ánimo, se contabilizan como algo más que un punto. Las tablas, que seguramente eran el mejor reflejo de lo sucedido en el césped en el cómputo de las hostilidades, llegaron después de setenta minutos de superioridad albinegra y de veinte de asedio castellano-manchego. Estos últimos incluyen una pena máxima detenida magistralmente por Pagola con el 1-1, cuando la Balona se había recostado ya en las cuerdas. Arañar una recompensa en un campo casi inexpugnable y ante un rival preñado de virtudes (pero sin gol) refuerza a la Balompédica en su segunda plaza y más aún cuando el equipo de La Línea tiene la garantía de la que semana que viene añadirá tres puntos a su casillero.

Los primeros quince minutos fueron sencillamente perfectos por parte de los linenses. A medida que pasaban los minutos los visitantes tenían que levantar un poco el pie del acelerador entre otras cosas porque un terreno de juego durísimo y un esfuerzo hercúleo les estabam pasando factura. El Puertollano empezó a conseguir tocar y justo cuando las fuerzas estaban más equilibradas reapareció Ismael Chico, que recuperó un balón que amenazaba en convertirse en contragolpe local, lo envió a las entrañas del área, donde el omnipresente Carlos Guerra trató de lanzar. La pelota se perdía fuera cuando Copi, materialmente sin ángulo, la repescó y la introdujo en el marco. Seis dianas en cuatro jornadas constatan la resurrección del algecireño.

En el 51' Ismael Chico lo intentó desde fuera del área, pero en el 55' Elton le ganó la espalda a los centrales y cuando lo tenía todo a su favor Pagola le aguantó, le aguantó… hasta que el delantero se quedó sin ángulo y mandó el esférico al lateral de la red.

Los jugadores albinegros empezaron a pagar el desgaste -y el calor- y Escobar buscó el oxígeno en el banquillo, pero la aportación de los suplentes fue, esta vez, entre mala y nula. Así y todo llegaron los últimos coletazos de la Balona y Copi tuvo al rival literalmente a sus pies esperando el tiro de gracia. En los minutos 73, 76 y 78' pudo sentenciar.

El último cuarto de hora, pero especialmente los diez últimos minutos fueron, literalmente, agobiantes para las huestes albinegras. A la Balona se le encendió la reserva y el Puertollano aceptó la oferta de jugar a la ruleta rusa. Tampoco tenía mucho que perder. Y pasó lo que tenía que pasar.

La Balona estaba literalmente K.O. tras el empate y Francis rescindió en una de esas chiquilladas que empiezan a convertirse en costumbre. Arrolló a Elton y provocó una pena máxima. Pero faltaba Pagola. Que adivinó dónde lanzaría Pedro Díaz y detuvo el penalti en el 88.

Todavía tendría una más el equipo de casa. En el 92'. Mario Ortiz fusiló desde la línea del área pequeña y Olmo interpuso la cara para evitar el 2-1. El pitido final vino acompañado de un largo suspiro de los linenses.