El Celta de Vigo se dejó en A Malata sus últimas opciones de ascenso tras caer por 2-1 ante el Racing de Ferrol, que se aleja de los puestos de descenso tras imponerse de manera consecutiva a los dos ex primeras -Real Sociedad y Celta- por idéntico marcador.

Resultados que hablan del afán de supervivencia de un equipo que el pasado mes de enero parecía completamente desahuciado y hundido en la última plaza, tras encadenar quince jornadas consecutivas sin vencer, las siete últimas con derrota.

Una resistencia al desánimo de la que ayer volvió a hacer gala, especialmente en la segunda parte, en la que el Celta pareció arrancar con ventaja tras anular la ventaja inicial de los locales con una polémica jugada, dadas las dudas existentes sobre si el remate de Rosada traspasó o no totalmente la línea de gol.

La polémica pareció no pesar en la mente de los departamentales, que no dudaron en convertir los segundos cuarenta y cinco minutos en un constante ir y venir de un área a otra, en el que la fe de los ferrolanos valió más que la mayor calidad técnica de los vigueses hasta que Álvaro Antón puso el definitivo 2-1 en el minuto 71.