Exclusión completa o reprimendas leves: el Comité Olímpico Internacional (COI) tomará hoy la decisión sobre la participación de Rusia en los Juegos de Invierno de 2018 y, pase lo que pase, se avecinan tiempos movidos en el mundo de los anillos. Cualquier veredicto tendrá seguidores y detractores. Para algunos, la exclusión total del equipo ruso es la única respuesta a años de dopaje sistemático y encubierto por el Estado. Para otros, es injusto castigar a aquellos deportistas limpios.

El escándalo de dopaje en el deporte ruso estalló hace ya tres años, pero la rueda no dejó de girar desde entonces. Ahora llega un día clave, a 66 días de que arranquen en Corea del Sur los Juegos de Pyeongchang 2018.

Todo parece indicar que el Comité Ejecutivo del COI no impondrá una suspensión total, sino que permitirá participar a los atletas limpios aunque bajo bandera neutral y sin que suene el himno ruso en caso de victoria. Por ello, en los últimos días circuló el rumor de que Rusia, una de las grandes potencias de los deportes invernales, podría boicotear la competición.

Sin embargo, el viceprimer ministro ruso Vitaly Mutko rechaza de plano esa posibilidad. "Ya hemos dicho en repetidas ocasiones que participar bajo bandera neutral es algo inadmisible. Pero los atletas se han ganado su derecho a competir con sudor y sangre", señaló ayer a la agencia Tass.

El COI y su presidente, Thomas Bach, ya se abstuvieron de suspender por completo al equipo ruso en los Juegos de Río de Janeiro 2016.