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El estado de Schumacher sigue siendo una incógnita

Han pasado cuatro años desde que el heptacampeón de Fórmula 1 Michael Schumacher viese su destino truncado. El hombre que se jugaba la vida en cada carrera a más de 300 kilómetros por hora encontró la desdicha en una montaña, donde sufrió un accidente de esquí que le provocó graves daños cerebrales.

Desde entonces, su estado de salud es una incógnita. Su familia jamás ha revelado cómo se encuentra. El hermetismo entre los suyos es absoluto, mientras que en la prensa abundan las especulaciones.

Las que tenían que ser unas apacibles vacaciones en los Alpes franceses con su familia se tornaron en drama. Durante un descenso tropezó y se golpeó la cabeza contra una roca. El casco, que se partió, impidió que muriera de inmediato.

Schumacher fue trasladado al hospital de Grenoble, donde lo operaron dos veces y le inducieron un coma.

En septiembre de 2014, nueve meses después del accidente, el germano fue ingresado en el hospital de Lausana, en Suiza, para más tarde instalarse en su casa a orillas del Lago de Ginebra.

Entoces la familia emitió un comunicado que apenas reveló nuevos datos. "Michael logró avances en las últimas semanas, pero aún le queda un largo y duro camino por delante", rezaba el texto. A partir de ahí, silencio.

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