Montañas imponentes, un lago idílico y verdes bosques: a simple vista resulta difícil imaginar que en el bucólico verano suizo comienza a jugarse el futuro del olimpismo, una sucesión de batallas e intrigas en 36 descarnadas horas de lucha por el poder con fina esgrima política. Pero es así, Lausana es el escenario perfecto para una novela de suspense de John le Carré. Entre hoy y mañana, el COI perfilará qué ciudad queda mejor parada en la carrera por ser sede de los Juegos de 2020, verá a seis hombres luchando ya abiertamente por suceder a Jacques Rogge en la presidencia y decidirá dónde se celebran los Juegos de la Juventud de 2018.

Demasiadas cosas en juego, mucha tensión, sensibilidad a flor de piel y un objetivo sobre todas las cosas: evitar el error. En eso coinciden Estambul, Tokio y Madrid, que luchan por los Juegos de 2020, pero también los seis candidatos presidenciales y Buenos Aires, Glasgow y Medellín, las tres ciudades que quieren los Juegos juveniles de 2018.

"Entramos en la recta final y hay que estar atentos a todo": la frase se repite entre las candidatas a 2020 y entre los seis postulantes a la presidencia. Sólo la asamblea general de Buenos Aires, que se celebra en septiembre, será más importante que la cita que se inicia hoy. Las tres candidatas a los Juegos de 2020 saben que se trata de un momento clave, como demostró Río de Janeiro cuatro años atrás.

Los miembros del COI, que son los que elegirán el 7 de septiembre la ciudad sede, escucharán desde las 9:15 a turcos, japoneses y españoles -siempre en ese orden- y luego los someterán al turno de preguntas, 45 minutos que pueden ser temibles, porque algunas de las cuestiones que se plantean son imprevisibles.

"Queremos demostrarles que somos una candidatura sin riesgos. No tenemos que construir ningún proyecto, porque ya existe", dijo Theresa Zabell, figura clave en Madrid 2020, que lleva a Lausana al príncipe Felipe y al ministro de Economía, Luis de Guindos, una figura importante para intentar convencer a los miembros del COI de que la deprimida economía española no será un problema si la ciudad obtiene la sede.

Tokio apuntará a lo "compacto" y "seguro" de su propuesta y Estambul al hecho de ser una nueva frontera, una especie de apertura soft al mundo musulmán mucho menos peligrosa que la que viene proponiendo sin éxito Doha, aunque la revuelta popular de las últimas semanas en Turquía y la criticada reacción de su primer ministro, Erdogan, hayan complicado las cosas.

En el caso de los Juegos de la juventud, cuya elección se celebrará el jueves, la opción es clara: reforzar a través de Buenos Aires o Medellín la creciente importancia del olimpismo sudamericano o buscar una opción más tradicional en la escocesa y británica Glasgow.

Igual que las candidatas a 2020, el informe de la comisión evaluadora no perfila favoritas: hay acuerdo en que son buenas en todos los casos y las observaciones no dejan de ser sutilezas.

El informe de la comisión evaluadora tiene, además, una importancia relativa, como demostró Río de Janeiro cuatro años atrás al salir como la peor parada en ese examen y, sin embargo, ganar con contundencia la elección de Copenhague a Madrid. "Francamente no veo ninguna favorita. Es una carrera tremendamente igualada, las tres tienen posibilidades de ganar", aseguró el italiano Francesco Ricci Bitti, presidente de la poderosa Asociación de Federaciones Deportivas Olímpicas de Verano (Asoif).

En medio de esa igualdad, lo importante es no cometer errores, porque si alguna de las tres candidatas a 2020 tropieza en las presentaciones, la recta final hacia Buenos Aires se transformaría en una carrera de dos.

El aspirante principal para presidir el COI es Thomas Bach, pero que el alemán tenga cinco rivales convierte en imprevisible lo que pueda suceder.