Liga BBVA

Suspenso y suspense

  • El Barça se bloquea al entrar a matar y su punto de nueve posibles reanima el guión. Atlético y Real Madrid necesitan dos tropiezos más del líder, pero el calendario de éste no va a facilitarlo.

La piedra filosofal del gran Barcelona de la última década, la que ha convertido en oro el más vulgar de los minerales, ha sido Messi. Ni Guardiola, ni Luis Enrique. Messi. Y el genio encadena cuatro partidos sin dar un pase de gol y sin marcar. Siete años hacía que no llevaba tanto tiempo sin gritar gol. El chico no está. Tampoco Neymar, cuyo fútbol no es tan afilado, ni mucho menos, como acostumbra. El viaje a las Américas no ha sentado bien a ambos cracks. El bajón de ambos ha gripado el prodigioso mecano, que iba camino de batir todos los récords y ahora se mira al espejo para comprobar su pálido rostro. Menos mal que Luis Suárez es la excepción en ese estado de confusión, que ha forzado a Piqué a bajar su periscope.

Que el Barcelona ha quedado varado lo comprobó en la distancia corta su principal perseguidor, el Atlético de Madrid, el pasado martes. Si Fernando Torres no se pasa de revoluciones y no atropella a Sergio Busquets, posiblemente el estado de nervios del barcelonismo se hubiera multiplicado al cuadrado. Aun así, acudirá mañana al Vicente Calderón con las dudas anidando en sus entrañas. Con la sensación de que la temporada se puede torcer hasta consumar una espantá sin precedentes.

La cruz del calendario

El Barça afrontó el último clásico con la sensación de que empezaba a ascender el primero de los puertos de una colosal etapa reina del Tour. Recibir en casa al más encarnizado enemigo en la Liga, el Real Madrid, siempre será un Tourmalet para los azulgrana por mucho que disfrutaran de 10 puntos de ventaja sobre los blancos en ese momento. Luego, el Galibier: apenas tres días después del gran duelo, comparecía también en el Camp Nou el último equipo que fue capaz de apear al Barcelona de la gran competición continental, en los cuartos de la campaña 2013-14.

Por si no tenía bastante la tropa de Luis Enrique con sus extenuantes partidos ante los dos grandes de Madrid, la posterior visita al estadio que irradia más energía negativa para el Barça contemporáneo, Anoeta. Allí había pescado sólo un punto de quince posibles desde que la Real logró su último ascenso. Y con el fantástico testarazo de Oyarzabal, la pésima cosecha queda por ahora en 1 de 18.

A las dos derrotas seguidas en la Liga hay que añadir el anterior tropezo en El Madrigal (2-2) para conformar ese frenazo que ha puesto una mascarilla de oxígeno a la Liga, hoy vivita y coleando.

Mientras su equipo, sobre todo Messi, despierta de su letargo, Luis Enrique puede serenarse con un vistazo al calendario. Los seis jalones que le quedan por delante son bastante asequibles. De hecho, los últimos precedentes ante Valencia, Sporting y Espanyol en casa y Deportivo, Betis y Granada fuera, se resolvieron con pleno de victorias para el Barça. Atlético y Real Madrid necesitan, primero, que el líder vuelva a tropezar al menos dos veces en esa media docena de partidos. Difícil se antoja. Si apean al Atlético de la Champions, tendrían las semifinales después de la jornada 35ª, ante el Sporting en casa, y la 36ª, en la que visitan al Betis.

Al Atlético ya le gustaría contar con esos dos partidos europeos añadidos a los seis que le quedan en el campeonato doméstico: cuatro en casa ante Granada, Málaga, Rayo y Celta, y dos fuera ante Athletic y Levante. Si vuelve a tomar San Mamés, como suele hacer con Simeone en el banquillo, también podría hacer pleno de puntos.

El Madrid, por su parte, empieza a jugarse sus opciones hoy ante el Wolfsburgo. Una eliminación haría más daño moral que el posible beneficio físico que supondría para ir a muerte a por la Liga. Tiene sólo dos partidos en casa, Villarreal y Valencia, y cuatro salidas: Getafe, Rayo, Real Sociedad y Deportivo.

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