Partido triste y soporífero el que ofrecieron Granada 74 y San Fernando y que acabó con empate a uno reflejando el mal juego de ambos conjuntos y su mala progresión en una Liga donde cualquiera podría caer en los puestos de descenso.

Los primeros 45 minutos fueron un auténtico aburrimiento para el público. El juego no llegaba a desarrollarse con fluidez, los balones no llegaban a las bandas y predominaba el centrocampismo.

Sin embargo, no parecía que el encuentro fuera a ser así de espeso cuando arrancó con una oportunidad para el Granada 74. Milla se quedó delante del portero pero desaprovechó su ocasión.

Mientras, el San Fernando se mostró espeso y sin ideas para meterse en un partido en el que estaba desaparecido y en el que se le notaba que no acababa de sentirse a gusto. El conjunto visitante sólo puso en apuros al Granada 74 en algunas jugadas a balón pero nunca con excesivo peligro.

La segunda parte fue algo diferente a la primera. Si en los primeros 45 minutos el dominador fue el Granada 74, en este segundo acto quien llevó la batuta fue el conjunto gaditano. El San Fernando optó por avanzar líneas y presionar a la medular local, robando balones y aprovechando el nerviosismo y la lentitud de la defensa, que se veía inoperante ante la revolución de los visitantes.

A los cinco minutos de comenzar la segunda parte, el equipo visitante tuvo la primera ocasión en las botas de Iván Guerrero, en un mano a mano con el portero local que nos supo definir.

El dominio visitante era obvio y sólo era cuestión de tiempo que el primer tanto del encuentro llegara. Y en una de las numerosas acciones a balón parado de las que disfrutó el San Fernando llegó el gol. En el minuto 58, un saque de esquina lo llegó a rematar Castillo de cabeza y sin mucha fuerza, pero el balón fue desviado por Juanma Morán en el último instante y el esférico acabó en el fondo de la red. El tanto volvió locos al centenar de seguidores del San Fernando que se desplazaron a Granada, con una pancarta en la que se leía 'Cañas y Serrano nunca más' .

Este tanto no descompuso al conjunto local que buscó la igualada nada más recibir el tanto, buscando sobre todo la rapidez de sus bandas. Así llegó el empate cuando el volante Juan Morán se internó en el área y fue derribado, decretando el colegiado el punto de penalti, una pena máxima que se encargó de transformar Sergio Molina.