Un partido de tenis en un estadio de fútbol: lo normal a veces no es suficiente, parecen haber pensado Rafael Nadal y Novak Djokovic, que el 14 de julio se medirán en una inusual exhibición en el Santiago Bernabéu. "Que se dispute un partido de tenis en un estadio de fútbol es algo extraño, diferente, que tiene que ser atractivo", comentó ayer Nadal en la presentación en el estadio, a la que no asistió Djokovic, que sigue penando con un malestar estomacal que lo hizo pasearse pálido por la mañana por su hotel, aunque no impedirá que juegue el Masters 1.000.

La exhibición apunta a quebrar el récord de 35.681 espectadores en un partido de tenis y todo indica que no habrá problemas en llegar a esa meta en un recinto que duplica, y más, esa capacidad. Así, seis días después de la final de Wimbledon y seis antes del inicio de los Juegos los dos mejores tenistas del mundo estarán en Madrid para un partido inusual.

"Es un privilegio ser parte de esta exhibición, no puedo imaginar cómo se verá cuando el estadio esté lleno", dijo Djokovic un rato después de que hablara Nadal. "El Real Madrid tiene una verdadera historia en ese estadio, es la primera vez que se jugará un partido de tenis aquí", añadió el serbio, al que Nadal agradeció el "detallazo" de que se "haya brindado" para la exhibición.

Djokovic salvó así una cita en la que estaba previsto que participara Federer. El ex número uno del mundo le dijo a Nadal que jugaría encantado en el Bernabéu, pero no en una fecha encastrada entre Wimbledon y los Juegos.

Para no cortar la lógica de la temporada, el partido se jugará sobre césped, y estará precedido de una cena de gala en la que la Fundación Rafa Nadal espera recaudar más dinero aún para sus proyectos en India. "Tengo que darle gracias a la vida", dijo Nadal ante la mirada del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, el entrenador del club, José Mourinho, y los jugadores Xabi Alonso, Esteban Granero y Álvaro Morata. "Todos los que pueden (ayudar) deberían hacerlo, estamos en un momento complicado", añadió.