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Trabajado punto en un campo difícil

  • Los amarillos siguen sumando y tienen mucho más cerca proclamarse campeones

Una jornada menos y el primer objetivo de la temporada está cada vez más cerca. El empate obtenido por el Cádiz en el estrecho campo de El Palo vale su peso en oro porque le sirve para mantener los ocho puntos de ventaja sobre el UCAM Murcia, que también firmaba una igualada ante La Hoya. Llegar al crepúsculo de la competición liguera con semejante diferencia sobre el segundo es un lujo al que se ha hecho acreedor un equipo con una trayectoria imparable. Todo sigue igual que hace una semana y ahora sólo restan seis encuentros para que el cuadro amarillo sea campeón.

Cuando no se puede ganar, el empate es bienvenido en un partido de los considerados típicos de Segunda B, en un terreno diminuto y frente a un rival aguerrido que además se jugaba la vida en la batalla por la permanencia. El Cádiz hizo méritos para marcar en la primera parte pero apareció poco en ataque en la segunda y al final, en la prolongación, el larguero, primero, y Aulestia, después, evitaron una derrota que no hubiera sido justa. Las tablas reflejaron con fidelidad el desarrollo de un combate nulo.

Desde los compases iniciales quedaba de manifiesto la dificultad de dar dos pases seguidos en un terreno tan pequeño que apenas había espacios para la sorpresa. El encuentro resultaba entretenido en los coletazos iniciales pese a las limitaciones del campo y al siempre molesto césped sintético. El Cádiz empezaba con energía, intentaba mover el esférico y penetrar por los costados, aunque los paleños, adaptados como un guante a su feudo, se las ingeniaban para inquietar a la zaga. El balón merodeaba las dos áreas y ambos contendientes disfrutaban de claras ocasiones para abrir el marcador.

La estrechez del campo minimizaba la teórica diferencia entre un equipo en zona de descenso y otro que lidera la clasificación. Las fuerzas se equilibraban, tanto uno como otro ejercían una presión asfixiante con la que cortocircuitaban cualquier tentativa de fútbol. Apoño era el único que, con sobrada calidad en sus botas, conseguía poner un poco de criterio en un duelo con pocas transiciones. El medio se inventaba diagonales, dirigidas en especial a un activo Zamorano.

El conjunto amarillo se diluía con el paso de los minutos. Dejaba de llegar a puerta y era incapaz de aprovechar las acciones a balón parado. No veía puerta ni con centros ni con lanzamientos directos que se marchaban al limbo. El paso atrás de los gaditanos coincidía con los mejores momentos de un adversario envalentonado en los estertores del primer acto.

La segunda parte arrancaba con una falta a favor de los locales cercana al área cadista a modo de aviso, pero el intento de Apoño se topaba con Aulestia. Los anfitriones apretaban aunque sin llegar a generar auténtico peligro en un partido de mucho despliegue físico y total ausencia de fútbol.

Poco ofrecía el encuentro salvo aproximaciones esporádicas que acababan en nada. Una de las contadas llegadas del líder en la segunda parte, en el minuto 70, finalizaba con gol de Kike Márquez a puerta vacías tras el pase de la muerte ofrecido por Airam Cabrera, pero la jugada ya estaba invalidada por fuera de juego inexistente del canario mal señalado por el auxiliar de banda. Una jugada clave que pudo haber dado la victoria al Cádiz.

El empate ya era un valioso tesoro en la recta definitiva del partido. El Cádiz daba por bueno un punto que ya casi tenía en el bolsillo pero faltaba la traca final de El Palo que metía el medio en el cuerpo a los visitantes. En el último empujón local, Juanillo (92') se inventaba una chilena que se estrellaba contra el larguero. Seguía la jugada, el propio Juanillo cabeceaba y cuando parecía que la pelota iba a entrar en la portería, aparecía Aulestia.

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