Valencia y Sporting empataron sin goles en un partido en el que el equipo local se atascó desde el principio con un fútbol espeso y reiterativo, ante el que el conjunto asturiano se defendió con comodidad y sin apenas sufrir.

El dominio territorial del Valencia, que ya lleva diez jornadas sin perder, fue absoluto, pero se mostró incapaz de crear fútbol ante un rival impecable en defensa y que mereció el empate que sumó en un encuentro en el que nunca tuvo opciones de ganar.

Con excepción de los primeros minutos, cuando hubo alternativas ante ambas porterías, el Valencia ya llevó las riendas del encuentro durante toda la primera parte. Sin embargo, el equipo local se vio perfectamente maniatado por su rival, un conjunto ordenado en defensa, que tapaba los huecos y que no tenía prisa a la hora de salir al ataque.

En este escenario, las posesiones de balón del Valencia eran largas, pero poco productivas. Prueba de ello fue que Cuéllar apenas se vio obligado a intervenir.

Al inicio de la segunda parte el Sporting tuvo, en un par de disparos lejanos, alguna opción de cara a puerta, antes de que Soldado entrara por Domínguez en el Valencia con el objetivo de que su equipo tuviera más potencial ofensivo al jugar con dos atacantes. Pese a ello, el partido cambió poco. El Valencia dominaba y el Sporting no sufría. Sólo mediado este periodo mejoró ligeramente, con Topal al mando del equipo, pero sin que Cuéllar sufriera para defender su meta.

Hubo incluso algunas salidas del Sporting a la contra que pusieron en evidencia la falta de temple de la defensa local, por lo que el encuentro entró en su fase final sin que el Valencia diera claros síntomas de poder ganar el encuentro y con el Sporting con las opciones intactas para, al menos, no perder. Al final, una llegada de Jonas pudo significar el triunfo local, pero las tablas terminaron por reinar en el marcador.