El análisis

Viñales y la barrera del sonido

  • Maverick, compañero del líder Rossi, sometido a la presión de sus proezas

  • En su debut con Yamaha ganó las dos primeras carreras y cayó en la reciente de TexasGP España el análisis

Viñales y la barrera del sonido

Viñales y la barrera del sonido

Hay gente que consigue llevar una vida de cine. Pongamos como ejemplo a Maverick Viñales, cuyos padres se inspiraron en una famosa película para ponerle el curioso nombre que le distingue. Eso ocurrió hace 22 años, cuando sus cinéfilos progenitores decidieron llamarle con el apodo del protagonista de Top Gun, un aviador de combate que interpretaba Tom Cruise a mediados años ochenta. Paradojas del destino, el piloto español se ha convertido en una de las grandes estrellas de MotoGP, merced a sus cualidades innatas para 'volar' a velocidades casi supersónicas. Lo suyo es ir al límite, pero no con un caza de combate como aquel F-14 Tomcat que hizo famoso a Cruise en el celuloide. Maverick pilota una Yamaha oficial en el Mundial de Motociclismo, con la que ya ha vencido en dos de los tres grandes premios disputados hasta ahora, haciéndole sombra a su propio compañero de equipo y líder del Campeonato, el veterano Valentino Rossi.

Con una trayectoria casi meteórica, Viñales ha llegado a la cumbre y opta ya al título de la máxima cilindrada. Para conseguirlo, el que fuera campeón de Moto3 en 2013 debe afianzar su regularidad en los resultados, evitando caídas como la sufrida en la carrera de Austin. Haciendo un símil con ese mundo de la aviación que inspiró a sus padres para llamarle Maverick, el piloto debería superar algo parecido a la 'barrera del sonido', que consiste en liberarse de la presión que ejercen sus propias proezas.

A la vista de su curriculum, Viñales cuenta con la experiencia necesaria para solventar cualquier contratiempo. En el año 2010 venció a la par el Campeonato de España de Velocidad (CEV) y el Europeo de 125 cc. En 2011 deslumbró debutando en el Mundial de esa misma categoría con cuatro triunfos y un tercer puesto final. En 2012, peleó por el título de Moto3 desde el comienzo de temporada, siendo protagonista de un histórico desplante al abandonar su equipo a pocas carreras del final, aludiendo falta de competitividad en la moto que pilotaba. Meditó esa controvertida decisión y regresó como un rebelde con causa, anotándose el título de Mundial en 2013, con 15 podios a lo largo de ese año. En 2014 fue también la sorpresa de Moto2 y, cuando apuntaba al título para el año siguiente, decidió saltar a MotoGP con Suzuki. Su determinación estaba justificada.

Desde que llegó a la máxima cilindrada, Viñales ha demostrado un talento fuera de lo normal, para sacar partido y evolucionar la moto que pilotaba. 2015 fue un año de transición y en 2016 entraba en la historia de Suzuki al conseguir la primera victoria para la fábrica japonesa desde 2007, triunfando en Gran Bretaña y aportando otros cuatro podios en total a este fabricante. Con estos resultados, Yamaha se fijó en él para sustituir a Lorenzo tras su marcha a Ducati.

La adaptación de Viñales al equipo en el que milita el campeonísimo Valentino Rossi no ha podido ser mejor. Fue el más rápido en todos los test de pretemporada y ha repetido el mismo patrón en los tres grandes premios disputados hasta ahora en 2017, con dos victorias consecutivas (Qatar y Argentina) y una caída en Austin, marchando segundo del Campeonato a sólo seis puntos de Rossi y tiene 12 puntos más que Marc Márquez, tercero del Mundial de MotoGP.

Hay quienes comentan que Viñales lleva mal la presión de ser líder o de que las miradas se centran en él. Pero el genial piloto español parece vivir al margen de esas opiniones y se muestra aparentemente tranquilo. Pese a su caída en la primera sesión de entrenamientos del Gran Premio de España en Jerez, Maverick ha declarado estar controlándolo todo "bastante bien. En casi todos los circuitos estamos rodando muy rápido, por debajo de los tiempos que tenía la Yamaha el año pasado, la estamos mejorando, cada vez es más completa. Estoy contento por eso. La estoy llevando bien, por el sitio, a mi manera. Todos decían que era un poco más estilo de Lorenzo o más fina o más tal, pero la estoy llevando a mi manera, controlando como a mí me sale y responde bien. Cada vez me siento mejor e iré conociendo el límite, para saber dónde apretar y dónde guardar. También el equipo entiende más. Por el momento no está yendo mal, no".

Demostrando una gran seguridad en sí mismo, Maverick afirma que "si todo está al cien por cien optamos a la victoria. Si ese día no está todo, hay que optar a segundo o a tercero. Lo de Austin no se puede volver a repetir. Hay que llevar puntos a casa. Aunque salgamos con la mentalidad de ganar la carrera". Y sobre las presiones externas o personales se muestra tajante: "La presión siempre está. Sabes que cuando te subes a la Yamaha toca ganar. Pero me gusta porque es para ganar. Estás ahí para eso. Me motiva a entrenarme un poco más, a ser más cuidadoso con todos los detalles".

Viñales también es humilde al valorarse a sí mismo: "Me falta sobre todo la experiencia de estar delante en las carreras. Solo llevamos tres. Tengo que hacer carreras, aprender, saber hacer las estrategias. Hay días que no se puede y no se podrá y hay que aprender en esos días a conservar". Aunque parece frío y menos risueño que otros pilotos, Maverick comenta que "puedo parecer tranquilo porque sé que con trabajo se consiguen las cosas. No sirve de nada ponerse nervioso. Si un día estás quinto no te quejes. Calma, relajarte y concentrarte y trabajar para el día siguiente". Por todo ello, dejémosle interpretar esta película. Igual es el que ríe el último llevando su 'avión' a la victoria.

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue editor jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como jefe de prensa del Circuito de Jerez.

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