Las protestas contra el racismo y la brutalidad policial contra los negros regresaron a los campos de fútbol americano al inicio de la pretemporada de la NFL, provocando de nuevo la indignación de Donald Trump. Jugadores de varios equipos hincaron la rodilla en el suelo, levantaron el puño o no salieron al campo mientras sonaba el himno nacional antes de algunos de los primeros 12 partidos de pretemporada disputados.

Las protestas se produjeron después de que la NFL decidiera el 19 de julio dejar en suspenso, mientras continúan las conversaciones con los jugadores, las nuevas normas que había aprobado en mayo para impedir estas manifestaciones y que se interpretaron en su día como una cesión ante Trump. La pasada temporada, el republicano acusó de antipatriotas e irrespetuosos con la bandera a los jugadores que protestaban durante el himno. Llegó a llamarlos "hijos de puta" y a pedir a los clubes su despido, generando un debate social que opacó el deporte rey en Estados Unidos.

Tras las protestas de la pasada madrugada, el mandatario instó ayer a que quienes protagonicen estos episodios sean suspendidos sin salario. "Ganan una fortuna haciendo lo que aman y los aficionados pagan mucho dinero por ir a disfrutar; un partido no es lugar para protestar", dijo en Twitter.

Entre los deportistas que protestaron al inicio de la pretemporada destacan, según recogieron medios estadounidenses, Malcolm Jenkins (Eagles), que levantó el puño antes del inicio del partido contra los Steelers y su compañero De'Vante Bausby.

El inicio de estas protestas está hace dos años, cuando Colin Kaepernick, entonces quarterback de los San Francisco 49ers, comenzó a protestar contra el racismo tras un verano marcado por nuevos episodios de brutalidad policial contra los negros. Pagó un alto precio por mantener su protesta pese a las críticas de Trump, pues desde que acabó su contrato con el conjunto de San Francisco, en marzo de 2017, nadie lo fichó y a día de hoy sigue sin equipo.