Golf l Masters de Augusta

Woods, un retorno con dudas y miedos

  • El número uno del mundo regresa con la incertidumbre de cómo lo recibirán el público, la prensa y el resto de jugadores

Tiger Woods era un hombre imbatible, seguro de sí mismo y capaz de lograr las proezas más inimaginadas, pero ahora su imagen transmite miedos e interrogantes que lo abruman a un día de su regreso al golf en el Masters de Augusta.

"Estoy nervioso y entusiasmado", dijo el lunes el número uno del mundo, que eligió Augusta para retornar al golf porque pensó que era el ámbito donde se sentiría más a gusto con el público y el campo. Sin embargo, reconoce públicamente el temor por el trato que pueda recibir de la gente del golf y la prensa especializada.

La Asociación de Escritores de Golf de los Estados Unidos boicoteó en febrero su primera aparición pública tras el escándalo personal, puesto que Woods había elegido previamente los periodistas que podían acceder al recinto, por lo que esta semana el jugador se está mostrando más abierto. Además, su temor por el recibimiento se despejó el domingo en su primer entrenamiento en Augusta. "Estoy anonadado por el increíble apoyo recibido", afirmó. A los interrogantes sobre el comportamiento externo se suman los internos por el hecho de que Woods está bajo tratamiento de su adicción al sexo. Como cualquier adicto, la abstinencia convierte a la persona en más irascible e irritable, algo poco deseable con el putt en las manos.

Nunca fue exitosa su vuelta por motivos sentimentales o psicológicos, pero sí cuando su alejamiento se produjo por motivos físicos. Muchos le recomendaron no jugar el US Open de 2006 tras el fallecimiento de su padre, pero Tiger desoyó los consejos y falló por primera vez un corte clasificatorio en un Grand Slam desde que se hizo profesional. Extraordinario fue, sin embargo, su retorno el año pasado tras estar nueve meses sin jugar por lesión, ganando en Orlando y quedando top ten en el Masters.

Dentro de la desgracia personal que atraviesa, la fortuna y la suerte, sin embargo, no lo abandonan. ¿Qué hubiese pasado si el escándalo estallaba en marzo u abril, cuando los cuatro torneos de Grand Slams son inminentes? Woods manejó los tiempos del litigio y de la probable reconstrucción familiar, así como también el momento de su aparición pública. Y de esos tiempos se desprendía que su idea era retornar en Augusta. El número uno del mundo tiene en el armario cuatro chaquetas verdes y no quiere dejar pasar un año sin jugar ese torneo, cuando sabe que está a dos de igualar el récord de Jack Nicklaus en Augusta. Suma 14 Grand Slams y se ha propuesto alcanzar o superar los 18 de Nicklaus.

Pero la proyección de Woods ahora no es a largo plazo. Vive el día a día. Aún no está inscripto para el US Open ni el Abierto Británico. Todo dependerá de lo que pase en Augusta, donde tendrá que lidiar, además, con los paparazzi que llegaron por primera vez a Augusta.

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