Nada más difícil que arrebatar el amarillo al Sky en el Tour, en el que el equipo de Chris Froome está en situación de convertirse en el primero de la historia en vestir la prenda de líder desde el primer al último día de carrera.

A la maquinaria británica, engrasada con algunos de los mejores corredores del mundo, gregarios con calidad para ser jefes de filas en otros equipos, no le pesa una prenda que obliga a soportar la responsabilidad de la carrera.

Un peso que en el Tour es menos. "No hay nada más fácil que mantener el liderato en el Tour. Hay tantos intereses de todos los equipos que siempre hay alguno que, de rebote, te ayuda a controlar la carrera", asegura el director del Trek, Alain Gallopin.

Una opinión que comparte con el director del Sky, Nicolas Portal: "Entre los equipos de los esprinters, los que buscan las etapas y los que defienden uno o dos puestos en la general" el líder siempre encuentra aliados de fortuna.

Así pudo verse ayer. Apenas se vio a los Sky en la parte alta del pelotón, donde abundaron los equipos de los llegadores. En la etapa que acabó en la Planche des Belles Filles fue el BMC del australiano Richie Porte quien asumió el protagonismo, confiando en las posibilidades de su pupilo de ganar una etapa que, finalmente, se llevó Fabio Aru.

Sea como fuere, Froome vistió ayer su amarillo número 45 en su carrera. Si no pierde la prenda igualará el miércoles en Pau a Jacques Anquetil. Si logra la gesta de vestirlo hasta París, empataría con otro de los ganadores de cinco Tours, el español Miguel Indurain, que lo lució 60 veces. El británico nacido en Kenia, que lograría así su cuarto Tour, tendría sólo por delante al francés Bernard Hinault (75) y al belga Eddy Merckx (96).