Un Mallorca urgido por la necesidad de ganar para salir del aguero pondrá a prueba, en el Ono Estadi, la cara a domicilio del nuevo Real Madrid de Juande Ramos el día en el que Raúl González alcanzará 500 partidos en Primera.

El Real Mallorca quiere desafiar a las estadísticas, argumentos demoledores en su contra, ya que no gana un partido de Liga desde el pasado 26 de octubre (3-0 al Espanyol), y de los ocho encuentros disputados hasta ahora en su campo sólo ha celebrado dos victorias, con otras tantas derrotas y cuatro empates. Además, el conjunto balear es el tercer equipo más goleado (32 tantos). Gregorio Manzano parece haber hallado la solución a esa endeblez defensiva en los últimos partidos, tras el empate con el Sevilla (0-0) y el triunfo frente al Almería (3-1) en la Copa del Rey, y el buen partido en el Camp Nou, pese a la derrota por 3-1. Manzano no podrá contar con Josemi, Aduriz y Varela, sancionados, lo que le obligará a realizar cambios. Es probable que el argentino Scaloni sustituya a Josemi en la defensa, el camerunés Webó a Aduriz y Jurado, criado en la cantera blanca, a Varela.

El equipo de Juande Ramos ha comenzado su reconstrucción con triunfos en el Bernabéu. Los dos últimos ante rivales directos y ahora afronta una nueva tarea, ser igual de efectivo a domicilio, donde el balance con el nuevo técnico se reduce al Camp Nou, con derrota. Aquel planteamiento conservador en terreno del Barcelona y las victorias por la mínima ante Valencia y Villarreal señalan a Juande Ramos como un técnico defensivo. La primera orden que da a sus jugadores es dejar la puerta a cero y lo ha conseguido en los dos últimos envites. Juande Recupera al argentino Higuaín, que mandará al banquillo a Huntelaar, pero tiene las bajas por lesión de Guti y Dani Parejo.