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La ciclogénesis contagiosa

  • Real Madrid y Barcelona arrasan incluso intercambiándose los papeles · El equipo de Pellegrini disfruta con la apuesta del gol y el de Guardiola, exigiéndose esfuerzos

Una ciclogénesis, un vocablo que nos han enseñado los meteorólogos durante esta semana ilustrándonos la lección con un ramalazo cinematográfico con lo de la tormenta perfecta, es el desarrollo o la consolidación de la circulación ciclónica en la atmósfera. O lo que es lo mismo, la formación de un ciclón o varios ciclones con su carga de fuerza eólica y sus efectos colaterales. Trasladado al fútbol, puede compararse con la aparición de varios frentes, dos en este caso, que cumplen su función allá por donde pasan y que dejan convertido en un solar todo lo que no tenga que ver con ellos en la Liga española.

Y en este torneo da la sensación de que la ciclogénesis es un fenómeno contagioso. Si hasta el momento se conocía la presencia del Barcelona como ese equipo devastador y del Real Madrid como el espejo acomplejado que se agarraba a los resultados sin llegar a la glorificación futbolística de la maravilla edificada por el arquitecto Guardiola, todo parece haber cambiado en apenas un par de jornadas. El sublime sufre, gana sufriendo dentro de su propio espectáculo y hasta pierde como lo hizo en el Calderón. Y en la alternativa capitalina se alinean los planetas de forma que la constelación empieza a girar haciendo sonar la música y combinar colores y luces como si fueran fuegos artificiales.

estilos devastadores

El vestuario de Florentino Pérez comienza a disfrutar jugando al fútbol de forma paralela a como el de Guardiola aprende a apretarse los machos, que hasta puede considerarse peor noticia incluso para sus rivales. Cristiano Ronaldo quiere marcar tantos goles como Higuaín -que ya es decir-; Kaká, tantos como el portugués; Marcelo quiere dibujar ruletas como Zidane y galopadas como Roberto Carlos... Pellegrini veía a su equipo volar en Tenerife mientras el Real Madrid disparaba sus registros goleadores. Alguno en el Santiago Bernabéu debe pensar que bien está que los pequeñitos del Barcelona levanten con la boca abierta a los socios que intentan sentarse en el asiento que tienen pagado en el Nou Camp, pero que en Chamartín el chaparrón de goles adquiere tintes de récords históricos.

El Real Madrid tiene un registro goleador apabullante que mejora al del mejor Barça de la historia, que es el que tenemos la suerte de estar viviendo los aficionados al buen fútbol sin el subjetivo prisma del amor a los colores. 64 tantos (59 lleva el equipo de Guardiola) en 24 partidos colocan al cuadro de Pellegrini en el más realizador de las grandes ligas de Europa, con un promedio de 2,6 goles por partido y un ritmo frenético de eficacia. 16 Higuaín; 13 Cristiano Ronaldo; 7 Benzema y Kaká; 4 Raúl y hasta se podía incluir en esta lista de goleadores los 5 que Canales ha metido en el Racing. Sería rizar el rizo, pero es una muestra más de que Florentino ha apostado por el gol

Quizá es una elección distinta a la del Barcelona. Ésta es una apuesta por la plasticidad. Lo gritó al mundo cuando cambió a Eto'o por Ibrahimovic. A Guardiola no le interesa el gol, le interesan otras cosas. Convierte el fútbol en una teorema de geometría y lo mejor de todo es que ambas apuestas levantan pasiones. Por eso el fútbol es un elemento diferenciador de la conducta humana.

El Barcelona se madridiza y el Real Madrid se barceloniza, pero todos disfrutan. Los de Pellegrini vivieron un partido plácido aun con alguna licencia a uno de los equipos que mejor juega ante su público, el Tenerife, y los de Guardiola se exigieron para tener que sacar lo mejor de Xavi, Daniel Alves, Messi y compañía en una situación límite como era recibir un zarpazo inesperado del Málaga y tener sólo unos minutos para buscar soluciones.

Pero así y todo, ese Barcelona que tuvo que ser rescatado por Pedrito y por la estilográfica de Xavi es el mejor de la historia azulgana. Un punto más que el Barça del año pasado, que el equipo de los seis títulos. Habrá crisis en el grupo que maneja Pep, que ya ha perdido dos partidos esta temporada (uno en Copa y otro en Liga) y pudo perder en Stuttgart, pero el tornado sigue soplando... Y es que los ciclones se gestan como si fuera cualquier cosa.

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