La temporada pasada dos grandes dominadores impusieron su ley en la Liga española casi desde el minuto uno. En el 90, su tiranía se tradujo en unos números brutales: el Barcelona, campeón con 99 puntos, y el Real Madrid, subcampeón con 96.

Con la crisis económica que asfixia y azota a un fútbol plagado de impagos y equipos que se acogen a la Ley Concursal, éstos dos, los todopoderosos de España, volvieron a tirar de la billetera para acentuar su poder y terminar de crear un campeonato que fuera cosa de dos y en el que el resto pelearán entre sí por lo que dejaran. Pero en el fútbol el que más gasta es el que más tiene, pero no el que más gana. Los clubes de segunda línea, o incluso algunos modestos en el resto de Europa, se han propuesto reivindicar su papel en una auténtica rebelión de los necesitados.

El Levante, en España, por ejemplo, está de moda. Con cuatro equipos en la máxima categoría, dos de ellos, el Valencia y el Villarreal, se han propuesto plantarle un pulso a la lógica y, de momento, ganan. Unos, vendiendo sus estrellas y campeones del mundo y fichando clase B: buenos jugadores para hacer piña. El otro, con un par de retoques muy buenos, mirando a la cantera y manteniendo el bloque del pasado curso.

El conjunto ché marca el ritmo sin Villa ni Silva. Nadie los echa de menos en la capital del Turia y puede que hasta sean ellos los que acaben por echar de menos al Valencia. El buen hacer de los de Emery acaba de catapultar a Aduriz a la categoría de internacional.

Pero todavía sorprende más lo del Villarrreal, un submarino que navega al ritmo que imponen sus dos artilleros: Nilmar y Rossi.

El brasileño y el italiano ya se han hecho un hueco en la historia del club castellonense, después de que el primero haya protagonizado el mejor arranque goleador de un jugador en la historia del entidad y el segundo sea ya el tercer máximo anotador de la entidad en Primera. Nilmar encabeza la lista de goleadores con cinco dianas y su media de casi un gol por encuentro y mejora el inicio de cualquier jugador del Villarreal en Primera División, pese a que en estos 11 años el equipo contó con un pichichi, Forlán, y delanteros del nivel de Anderson o Riquelme. Hasta ahora los mejores inicios goleadores estaban en manos de su compañero Rossi, en la temporada 07-08, y el rumano Craioveanu, en la 98-99, que anotaron cuatro tantos en los seis primeros compromisos.

Por su parte, Rossi anotó su tanto número 37 en Liga con el conjunto de Castellón tras el anotado este fin de semana con el Racing, cuarto de esta campaña. Por delante tiene ahora al eterno Víctor, que en cinco temporadas firmó 39 goles, y a Forlán, que anotó 54 en sólo dos temporadas.

Lo que pasa en España, sin embargo, no es excepcional. Ni el Barcelona, que ya se ha dejado en casa cinco puntos en tres encuentros cuando el año pasado sólo cedió un empate, ni el Real Madrid mandan. Pero tampoco lo hacen, por ejemplo, los finalistas de la última Champions, Inter y Bayern, o los grandes de Francia. En Italia la sorprendente Lazio, que lleva unos años coqueteando con el descenso, encabeza la clasificación. Puede que a los romanos les quede poco tiempo en las alturas, pero de momento disfrutan y ven con regocijo como su vecino y eterno rival, la Roma, no levanta cabeza. El Bayern Múnich y el Werder Bremen, en Alemania, están a 13 puntos del inesperado Mainz 05, y el Rennes comanda el campeonato galo con el Olympique de Lyon a 10 puntos de distancia y el Marsella, a seis. Sólo en Inglaterra se mantiene el estatus previsto y el Chelsea ya está briendo brecha.