El Betis se reencontró con la victoria como local, logró, ante el Valencia, la segunda en el Villamarín después de media Liga, y respira en la tabla, en la que iguala a un Valencia muy tocado, a la deriva y que mostró en Sevilla su pésimo rendimiento de esta campaña.

Los dos entrenadores buscaron soluciones a sus pésimas rachas con los refuerzos del mercado de invierno. Gary Neville quiso potenciar la banda izquierda con sus dos fichajes, Siqueira y Cheryshev. Juan Merino, por su parte, hizo debutar en el lateral derecho al barcelonista Martín Montoya y por el extremo de esa banda al joven belga Charly Musonda.

Fueron los visitantes quienes mas expusieron, con superioridad de hombres en el centro del campo y una presión adelantada que dificultó que los locales tuvieran claridad para acercarse a las inmediaciones de Ryan. Eso le dio lo suficiente para no pasar apuros en defensa, pero también evidenció que no atraviesa por sus mejores momentos y en el ataque nunca encontró la conexión con Negredo. Así se llegó al descanso de un partido sin calidad y en el que, por parte bética, solo destacaron las ganas, rapidez y movilidad del debutante Musonda y un remate a puerta de Van Wolfswinkel.

En la reanudación el partido fue otro radicalmente, ya que a los cuatro minutos Rubén Castro encontró el gol tras una buena jugada y poco después Negredo falló una clara ocasión para empatar al evitarlo sobre la raya de gol el lateral peruano Vargas.

El 1-0 le dio al choque la intensidad que no tuvo antes, pues el Betis jugó con más desparpajo ante un rival que intentó irse al ataque pero al que le costó hacerlo, por lo que siempre pareció que estaba mas cerca el segundo gol local, como el que le anularon a Jorge Molina. Pese a todo, el duelo entró en su recta final con la mínima ventaja bética y con incertidumbre, aunque la expulsión de Gayá restó potencia a un Valencia triste al que le anularon también un gol por fuera de juego en el descuento.