Ciclismo

Del filete al twitter: 138 frenéticos días para salvar a Contador

  • La absolución de la Federación Española de Ciclismo pone fin en principio a un suceso que parecía haber herido de muerte la carrera del tricampeón del Tour de Francia.

La carrera de Alberto Contador parecía herida de muerte, pero 138 frenéticos días entre despachos de abogados, apariciones en televisión y presiones políticas le devolvieron la vida.

La Federación Española de Ciclismo (RFEC) decidió absolverlo de su doping por clembuterol y podrá volver a competir inmediatamente, aunque la sentencia es susceptible de apelación por parte de la UCI y la AMA. En cualquier caso, Contador ganó la primera etapa, una etapa con giros propios del thriller político y judicial.

Todo se hizo público el 30 de septiembre de 2010, cuando en un rueda de prensa con periodistas de todas las partes del mundo, el ciclista confirmó que había dado positivo durante el Tour de France que ganó en julio.

"Un auténtico error", dijo entonces el español, que esgrimió como defensa un argumento que no había servido de mucho en ocasiones anteriores: una contaminación alimentaria al comer carne comprada en España.

El filete lo ingirió, dijo, en la etapa de descanso previa a la subida del Tourmalet y el control se le efectúo un día después, el 21 de julio.

La cantidad de clembuterol detectada en la orina fue tan pequeña (50 picogramos) que la UCI no hizo público el positivo, que había comunicado al corredor el 24 de agosto, a la espera de realizar investigaciones más profundas.

La amenaza de una filtración en una cadena de televisión alemana, sin embargo, precipitó el anuncio de Contador e impidió el arreglo interno. El caso pasó así a dilucidarse bajo el escrutinio público.

Los periódicos L'Equipe y The New York Times publicaron además que en la orina del español había también restos de plastificantes que podrían sugerir una autotransfusión de sangre. Esos datos se consideraron luego, sin embargo, no concluyentes.

Los positivos de los ciclistas Ezequiel Mosquera, segundo en la última Vuelta a España, David de la Peña y Marga Fullana tampoco parecían ayudar a la causa del triple campeón del Tour.

"Hay un problema en España porque un alto porcentaje de nuestros casos de doping vienen de ahí", dijo a principios de octubre el presidente de la UCI, el irlandés Pat McQuaid, cuyo organismo pidió finalmente el 8 de noviembre a la Federación Española que abriera expediente sancionador a Contador.

El comité de disciplina de la RFEC -compuesto por tres juristas- se puso manos a la obra. La defensa de Contador expuso hasta 13 informes científicos exculpando a su cliente, pero el 26 de enero, la federación informó a Contador de que pretendía sancionarlo con un año de suspensión.

El castigo supondría perder su tercer Tour y pasar 2011 prácticamente en blanco, pues no podría participar en ninguna de las tres grandes. "Ya no creo en el sistema antidopaje", dijo entonces el líder del Saxo Bank, que aseguró que por cuesiones de "honor", nunca aceptaría una sanción.

La carrera entró entonces en su sprint final. Contador presentó sus alegaciones basándose en el beso de Gasquet, que fue absuelto de un positivo por cocaína tras asegurar que se había contaminado por besarse con una chica en Miami.

El ciclista emprendió una campaña mediática, con entrevistas en televisión y artículos en prensa.

Pero la presión sobre el comité se multiplicó cuando el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, publicó un twitter revelador: "No hay ninguna razón jurídica para sancionar a Contador".

La comunicación oficial de la absolución todavía tardó cuatro días más en llegar, pero la intución de que el caso estaba ante un giro radical quedó confirmada por la posición del poder político español.

En un país con una mala imagen exterior por su política de doping, el caso Contador se convierte en un nuevo argumento para los escépticos. La segunda etapa está ahora en manos de la UCI y la AMA.

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