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Una final que se jugará en la cabeza

Se jugará sobre el agotado césped sagrado de Wimbledon, sí, pero la final de hoy se moverá también en las mentes de Rafael Nadal y Novak Djokovic, protagonistas de un duelo de profundos tintes psicológicos.

¿Qué pesa más? ¿Un 16-11 a favor de Nadal en el balance general de partidos con Djokovic o el 4-0 del serbio en finales ante el español este año? "Cuando una persona te ha ganado cuatro veces, significa teóricamente que es mejor que tú", admitió ayer Toni Nadal, tío y entrenador del español, durante un acto publicitario en una casa a metros del All England mientras se jugaba la final femenina.

"Pero hay un tema que ha cambiado, que es el de ser campeón de Roland Garros. Y en esta superficie Rafael se siente muy cómodo, es su quinta final consecutiva", matizó Toni Nadal, que ve a Djokovic como "leve favorito".

El serbio, en cierto modo, coincide. Ayer se permitió disfrutar de la rueda de prensa previa a la final, mientras Nadal, que tiene en la mentalidad su mejor golpe, se concentraba en prepararla y no hablaba.

"Las cuatro veces que gané ante él este año probablemente me ayuden de alguna manera antes de este partido", dijo el serbio, que está viviendo el mejor momento de su vida tenística, con 47 triunfos y apenas una derrota en 2011. Conquistó ya siete títulos y el lunes se convertirá en el nuevo número uno del mundo. Una renovada fortaleza física y mental y una dieta de la que eliminó el gluten explican mucho de lo sucedido.

Aquella sucesión de derrotas entre Miami, Indian Wells, Madrid y Roma hizo tambalear el espíritu de Nadal, que llegó a Roland Garros confundido y dudando. De haberle ganado a Djokovic las cinco finales que jugaron entre 2007 y 2010, había pasado a perder cuatro consecutivas en apenas tres meses.

Por eso en París resonaban aún en su mente los gritos de "¡campeones, campeones!" de Djokovic y su entorno en la noche de Madrid. Gritaban mientras el español explicaba las razones de su derrota y daba por "finiquitado" su tiempo como número uno. A Nadal no le gustó; a su gente, tampoco.

Pero el tenista español ganó en París y todo cambió, porque en Wimbledon mostró una fuerza mental llamativa y un tenis casi sin fisuras.

Y Djokovic, al que no se le escapa nada, sabe que ganar ante un hombre que lleva cinco finales, dos títulos y 20 partidos consecutivos ganados en Wimbledon será una hazaña: "No hay mayor desafío en nuestro deporte hoy por hoy que jugar la final de Wimbledon contra Nadal".

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