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La fortuna del fútbol sonríe a Irán

  • Marruecos, que fue mejor, cae por un autogol en la prolongación

Los jugadores de Irán celebran el triunfo sobre Marruecos.

Los jugadores de Irán celebran el triunfo sobre Marruecos. / juan Herrero / efe

La fortuna del fútbol sonrió a Irán, que ganó por 0-1 a Marruecos con un gol en propia meta del marroquí Bouhaddouz en el minuto 95 de un duelo que parecía condenado al empate.

El conjunto iraní, que se había dedicado todo el partido a salir al contragolpe, se encontró con tres puntos en un saque de esquina desde la izquierda que Bouhaddouz, en su intento por despejar, introdujo en la portería de su compañero Munir, condenando a un cuadro magrebí que había sido más ambicioso.

Tres lesionados en la recta final alargaron el tiempo de prolongación en el que Irán ganó

Se trataba de un choque inédito en la historia del torneo y significativo por enfrentarse dos selecciones de países con mayoría musulmana en el día de Aid al Fitr, la fiesta que marca el fin del mes del ayuno sagrado o Ramadán, que pareció notarse en el final del encuentro con hasta tres lesionados.

Marruecos tenía clara la puesta en escena: morder y buscar el gol cuanto antes. Y lo hizo desde el primer minuto, con un disparo del joven Harit. No habían pasado diez minutos cuando los magrebíes contaban varios centros al área de Amrabat y un remate solo del delantero centro El Kaabi tras un mal despeje persa.

El seleccionador iraní, el luso Carlos Queiroz, pedía calma a los suyos para que detuvieran la avalancha ofensiva rojiverde; pero el que tenía que emplearse a fondo era el meta Ali Beiranvand, en una triple ocasión marroquí en un golpe franco, con el defensor de la Juventus Benatia como último rematador.

El cuadro iraní sólo lograba acercarse en situaciones aisladas y casi pudo hacer el 0-1 poco antes del descanso en una contra conducida por Masoud, que conectó con Azmoun quien falló el mano a mano desviando con el pie el primer disparo de Azmoun y luego, en una acción de puros reflejos, desvió con la mano el segundo remate de Jahanbakhsh.

Intentó Marruecos volver por los mismos fueros en el arranque de la segunda mitad, con Amrabat entrando como un cuchillo por la banda derecha, pero sin servir centros claros; mientras, Irán esperaba su oportunidad a la contra, consciente de que podía hacer mucho daño.

Conforme pasaban los minutos se apoderaba del terreno de juego una sensación de que los dos equipos estaban más ocupados en evitar errores que en intentar ir a por el encuentro. En esta tesitura estaba cómodo Irán, en un choque cada vez más trabado cuyo ritmo se frenó completamente cuando se encadenaron las lesiones de Amrabat, por Marruecos, y de los iraníes Ebrahimi y Jahanbakhsh. El colegiado turco Cüneyt Cakir tuvo que añadir seis minutos por atenciones y cambios. Y cuando parecía que estaba todo condenado a la igualada sin goles, un saque de esquina desde la izquierda lanzado por el iraní Safi generó el autogol de Bouhaddouz. Los jugadores persas explotaron de alegría y se enfrentarán a España con tres puntos inesperados en su mochila.

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