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Las ganas no bastan

  • Las numerosas bajas y la mala suerte se alían en contra del Chiclana Industrial frente al Mazagón

A veces las ganas no son suficientes para cambiar una situación contraria a los intereses propios, sobre todo si la reacción llega tarde, no cuentas con recursos suficientes ni ideas para virar los acontecimientos. Así le ocurrió ayer al Chiclana Industrial en su partido contra el Mazagón, donde prácticamente regalaron la primera parte al rival y no obtuvieron recompensa a pesar del empuje del segundo periodo.

No es que hubiera una diferencia abismal entre los contendientes, de hecho el partido fue muy espeso durante la primera media hora. A pesar de ello fueron los rojinegros los que tuvieron las llegadas más claras, como el tiro fallido de Dani Ureba a puerta vacía en el minuto 17. Al filo de la media hora el Mazagón empezó a despertar y Emilio casi la cuela por el segundo palo de la portería de Maye. En el 31 Dani Pérez aprovechó un fallo defensivo (el primero de muchos, teniendo en cuenta que los locales tenían la zaga en cuadro) pero el balón salió fuera por poco. Sería el propio delantero el que trece minutos después adelantara a los suyos con el único tanto del partido, yéndose de todos en el área chica. Alberto Reina no acababa de entrar al partido y colocar a Fuster como parte del doble pivote no fue la mejor opción, pues el centrocampista no dió de sí todo lo que de él se espera hasta que cambió el dibujo en la segunda parte.

Tras el paso por vestuarios Bolli decidió arriesgar con lo que tenía, adelantó al isleño, jugó con dos delanteros y puso defensa de tres, a la postre infructuosa. El Industrial saltó al campo con otra mentalidad, con ganas y con empuje para salvar el partido pero la mala suerte se cebó con ellos. En el 59 tuvieron el empatre tras recorrerse David Molero toda la banda con el esférico, chutó, despejó el meta y Fuster aprovechando el rechace remató de nuevo, pero volvió a aparecer Camacho. Dani Ureba tuvo ocasiones claras, entre ellas un gol anulado en el 81 por fuera de juego, fallo en el que incurrieron varias veces desde entonces. Blandos en defensa (aunque bastante hicieron al salvar los ataques del rival) e imprecisos de cara a gol. El tiempo corría y la recompensa nunca llegó. A veces, simplemente, la suerte no está de cara.

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