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El gris adiós de Mourinho

  • Con la grada pendiente del luso, el Madrid despacha a Osasuna

La era de Mourinho se cerró en el Santiago Bernabéu con más ruido alrededor de su figura que fútbol, y una afición, la madridista, dividida entre el apoyo y el silbido al portugués, que presenció con la grada semivacía el último triunfo del Real Madrid, 4-2 ante Osasuna, en el cierre de una mala temporada.

Asegura Florentino Pérez que el madridismo está más unido que nunca. Sabe el presidente reelegido por cuatro años más si no se presenta un candidato, que su afirmación es una manera de mirar hacia otro sitio y dar la espalda a la realidad. Lo comprobó en el último capítulo de una Liga que el Real Madrid no peleó y ya había perdido en diciembre, en el parón navideño.

El fútbol pasó a un segundo plano. Es la herencia que deja Mourinho, división en el madridismo. Aficionados de espaldas al juego para insultar a periodistas señalados por el técnico portugués. Desafíos desde los ultras cantando sin cesar el nombre de Mourinho y siendo respondidos con silbidos por el resto de aficionados.

El balance de sus tres años, una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa, es pobre. El juego con la plantilla de mayor presupuesto en la historia del club tampoco ha mejorado. En favor del técnico portugués, el crecimiento en competiciones como la Copa del Rey y Liga de Campeones. Ayer dijo adiós con un triunfo gris.

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