Es un hombre tranquilo. Lo reflejan sus gestos y su forma de interiorizar los sentimientos. Una vez más, tras lograr a su mando la selección española el triunfo en el Mundial de fútbol, debía recibir un homenaje por parte del público en honor a su solidaridad y contribución a la búsqueda de la paz. Su nombre sonó en el entorno de un pabellón de Amate repleto de caras jóvenes, las mismas a las que él anima a vivir superando retos sin derribar al enemigo. Los aplausos convirtieron su mirada en una expresión tímida de agradecimiento, al tiempo que su caminar hacia la recogida del premio Paloma de Plata transcurría con lentitud, con la naturalidad de un hombre sabedor de su contribución, pero a la vez consciente de sentirse uno más entre premiados e invitados.

El escenario era propicio para que la emoción desencadenara ilusión. El pabellón del Centro Deportivo Amate, repleto de niños de diferentes colegios sevillanos, aplaudía cada intervención de sus caras conocidas. Sobre todo cuando Vicente del Bosque recogía su premio en forma de Paloma de Plata entregado por la escuela Cultura de Paz. Pero no podía faltar la representación del fútbol sevillano. José María del Nido estuvo presente por el lado sevillista, mientras que José Antonio Bosch relevó a Rafael Gordillo como cara representativa del Betis. Todo ello con el espíritu de Antonio Puerta presidiendo un acto que debía empujar a todos hacia el mismo lado, el de la solidaridad y la búsqueda de la paz con el deporte como gran plataforma de impulso.

Las palabras del hombre más vigilado del acto marcaron el inicio del mismo. Del Bosque mantuvo su tono sereno aun expresando sus sensaciones más interiores: "El fútbol siempre fue solidario con la sociedad. Estamos obligados a dar buenos ejemplos a los jóvenes; en España hay excelentes deportistas, como los que lograron ganar el Mundial siendo nobles y demostrando que con esfuerzo e inteligencia todo se consigue". El salmantino no dudó en mandar un mensaje a los jóvenes: "Hay que aprovechar el tiempo libre. Es nuestra obligación enseñar a los más pequeños a divertirse y realizar una actividad física". Las palabras de Del Bosque emocionaron a los presentes mientras su mirada mantenía la firmeza de un discurso natural: "El reto de Sudáfrica era un sueño y nuestro desafío fue ser cada día mejores. El fútbol no es el único camino, pero es uno de los que ayudan a que los jóvenes sean mejores personas".

Turno para Del Nido. El presidente del Sevilla expresó sus halagos hacia la figura del seleccionador nacional: "El Sevilla tiene un compromiso con la sociedad. Del Bosque es un hombre que gana con tranquilidad. Demostró que el buen hacer no está reñido con el saber estar y ha hecho grande al fútbol español desde la humildad. En España sólo hacía falta hacer un grupo, y él lo consiguió". El mandatario sevillista también quiso hacer mención a otra de las personas premiadas, Irene Villa, que a los doce años fue víctima de un atentado y perdió las dos piernas. Ahora compite al más alto nivel en el esquí alpino adaptado y está volcada en actos solidarios. "Irene camina hoy más rápido que los que le hicieron daño. Es el ejemplo de que nunca hay que rendirse", expresó con emoción Del Nido.

José Antonio Bosch, vicepresidente del Betis, fue más escueto al valorar el acto coordinado por la escuela Cultura de Paz: "En una ciudad tan dual, hay que apelar a que el deporte una a béticos y sevillistas y sirva de punto de encuentro. La tolerancia y la unión resultan siempre lo más importante".

Visión particular sobre Del Bosque la que mostró Eduardo Herrera, presidente de la Federación Andaluza de Fútbol: "Cuando yo entrenaba a la selección andaluza sub 15, él ya estaba ahí mirando jugadores. Y sigue siendo el mismo de entonces. Es el marqués más noble de toda la nobleza del mundo". Mañana de halagos, de admiraciones y de agradecimientos. Los que merece el hombre más tranquilo del fútbol.