Ni una sola mueca, ni un gesto de desaprobación, ánimo o furor, ni una sonrisa por parte del estadounidense Jason Dufner después de cuatro horas de golf para conquistar su primer Grand Slam, el PGA Championship. El golf vivió el éxito del hombre de hielo, que aparenta no padecer ni sentir. Parecía mentira que Dufner, un golfista de 36 años y tardío en su explosión, se estuviera jugando su primer major junto a su compatriota Jim Furyk.

A Dufner no le tembló el pulso. Atravesó el ecuador con dos golpes de renta sobre Furyk, mientras que el australiano Scott y el sueco Stenson se mostraban incapaces de echar las redes al dúo de norteamericanos. Furyk soportó el silencio hierático de su rival hasta el 17. Entonces se anotó un bogey, lo mismo que Dufner, quien afrontó la caminata final con una renta de dos golpes.