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La maquinaria está engrasada (34-20)

  • España inicia con una cómoda victoria ante Portugal la fase de clasificación del Europeo de 2014, una prueba antes del Mundial de enero. La intensidad defensiva y el acierto de los extremos resultaron claves.

España no se salió del guión y arrancó la fase de clasificación del Europeo de Dinamarca 2014 con una cómoda victoria ante Portugal por 34-20. Y lo hizo con un juego vistoso, intenso en defensa y eléctrico en ataque con el que los de Valero Rivera cumplieron sus dos objetivos marcados en Sevilla: lograr el triunfo y recuperar sensaciones, como equipo, de cara al Mundial del próximo enero en el que será anfitrión.

No en vano, desde que la selección cayese en verano en los cuartos de final de los Juegos de Londres ante Francia por 23-22 no había vuelto a jugar. Y parece que, como dije el técnico a final del encuentro, "lo que no te mata te hace más fuerte", y España volvió con el varapalo olímpico olvidado y con ganas e ilusiones renovadas. El rival apenas dio guerra en al inicio. En los minutos de tanteo. Pero en cuanto el combinado nacional estuvo rodado y su defensa ajustada, el cuadro luso se atascó y comenzó a acumular pérdidas permitiendo a los locales salir al contragolpe con facilidad.

Así, del 3-2 se pasó en un suspiro al 6-2, culminado con el primer tanto del extremo Víctor Tomás que, tras dos fallos anteriores en los que su lanzamiento se encontró ante un inspirado Figueira (12 paradas), en su tercer intentó por fin encontró la portería.

Con la brecha abierta todo fue más fácil ya. Sterbik también pareció en la meta contraria para frenar los ataques portugueses y con dos buenas acciones bajo los palos suya y una recuperación permitieron a España sumar otro 3-0 de parcial para poner en el minuto 18 un inapelable 9-3 que obligó al preparador luso, Rolando Freitas, a pedir tiempo muerto. De nada sirvió, porque la maquinaria española ya estaba engrasada e imprimió una velocidad más a su juego para que los extremos hicieran pedazos la cobertura portuguesa con Albert Rocas, por un lado, y Ugalde, por otro, y con un Alberto Entrerríos (ovacionado cuando entró) motivado como un debutante en su regreso a la selección tras perderse los Juegos.

El 16-9 al descanso dejaba el choque casi decidido, con 11 pérdidas de los visitantes (20 al final) que hablan muy bien de la defensa española y de la importancia de los extremos (Rocas, Ugalde y Víctor Tomás sumaban 9 de los 16 tantos al descanso). Valero Rivera quiso que los suyos no levantasen el pie del acelerador hasta que Cañellas puso el 25-14 de un fuerte lanzamiento. San Pablo empezó a hacer la ola y el encuentro se convirtió ya en un intercambio de golpes en el que Alberto Entrerríos dio muestras de su calidad y el portero Gonzalo Pérez de Vargas debutó como internacional.

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