MUNDIAL DE RUSIA 2018

Messi, Cristiano y Neymar, por la puerta de atrás

  • El paso de los tres 'cracks' por el Mundial fue decepcionante.

Messi, Cristiano y Neymar, por la puerta de atrás

Messi, Cristiano y Neymar, por la puerta de atrás / EFE

Rusia 2018, el Campeonato del Mundo que anhelaba una estrecha carrera entre Leo Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar Júnior, relevante además en la posterior puja por el Balón de Oro, se deshizo en los primeros pasos.

Ni el argentino, ni el portugués ni el brasileño estuvieron a la altura esperada. La terna, lejos de aprovechar el escenario para ensalzar su imagen, salió por la puerta de atrás.

El Mundial dejó en evidencia a los tres nombres que han acaparado premios, méritos y distinciones en los últimos tiempos. Más allá, por el reclamo que día a día demandan, del vacío que dejaron selecciones como Alemania, especialmente, y España y Argentina, de las que se esperaban grandes cosas.

Leo Messi apenas apareció por Rusia. Un gol y dos asistencias fue el resumen de todo el bagaje del astro argentino. Careció de la determinación que el combinado de Jorge Sampaoli esperaba y fue incapaz de evitar el fracaso de su selección.

Un permanente aspecto de resignación acompañó a Messi en Rusia. A años luz del virtuosismo que le sostiene como el mejor futbolista del mundo. Se marchó de puntillas Leo Messi igual que su equipo nacional, sonrojado ante Croacia y a duras penas en octavos de final de donde le echó Francia con una superioridad abrumadora.

El gris transitar de 'la pulga' no fue aprovechado por Cristiano Ronaldo, que mostró una imagen similar. Era una buena ocasión para que el luso diera un golpe de autoridad en un escenario de la magnitud de un Campeonato del Mundo. Pero fue arrastrado también por la inestabilidad de Portugal, que se quedó a medio camino, lejos del carácter competitivo que mostró en la Eurocopa que ganó.

Cristiano Ronaldo y Lucas Torreira durante el partido de octavos de final. Cristiano Ronaldo y Lucas Torreira durante el partido de octavos de final.

Cristiano Ronaldo y Lucas Torreira durante el partido de octavos de final. / EFE

Cristiano Ronaldo tuvo un paso fugaz por Rusia. Arrancó imponente, en el partido contra España. Se lució el portugués, que hizo un 'hat trick' y llevó a maltraer a su adversaria. Pero se quedó ahí el papel del ya exjugador del Real Madrid, que fue a menos en el transitar del torneo y que terminó presa de la misma desesperación e impotencia que mandó para casa su equipo. Marcó otra vez, ante Marruecos donde ya aflojó y apenas apareció contra Irán ante la que falló un penalti. No se le vio más y regresó para apuntalar su nuevo futuro en Italia.

Neymar dio un paso más pero tampoco brilló en Rusia. Condicionado por contratiempos físicos y una falta de puesta a punto evidente tras su larga lesión, se quedó lejos de la frescura habitual que contempla su fútbol. Ni fue determinante ni de su equipo el mejor. Y estuvo negado contra el gol.

Será más recordado en Rusia por sus excéntricas caídas y sus continuas simulaciones que por el nivel de fútbol ofrecido sobre el césped. No fue el mejor de Brasil, que dejó el torneo sin poder, si quiera, alcanzar las semifinales.

Messi, Cristiano y Neymar encabezaron el sombrío itinerario mundialista de Argentina, Portugal y Brasil. Desengaños notorios del cartel de Rusia aunque atenuados por el bombazo que supuso el adiós de Alemania.

La campeona del Mundo en Brasil 2014 fracasó aparatosamente en la defensa de su corona. La selección de Joachim Low se estrelló en Rusia. Fue el mayor desastre germano en la historia de esta competición.

Low quiso ser fiel a sus soldados. Mantuvo la base que le llevó al éxito y Alemania languideció por la competición. Ni siquiera fue capaz de atravesar la fase de grupos el conjunto germano, que terminó el Mundial con dos derrotas -contra México y Corea del Sur- y solo una victoria, agónica, ante Suecia.

Koke, tras fallar un penalti frente a Rusia Koke, tras fallar un penalti frente a Rusia

Koke, tras fallar un penalti frente a Rusia / EFE

Fue la de la selección alemana el gran fiasco del Campeonato del Mundo, que contempló pasajes sombríos como el de España. Sacudida por el cambio de seleccionador en plena concentración antes del torneo, el grupo de Fernando Hierro, sustituto del cesado Julen Lopetegui, no cumplió con las perspectivas que de ella se esperaban.

Las excelencias en la fase de clasificación, la reputación ganada en los últimos grandes torneos y el talento que se le presume a su generación, empequeñecieron en Rusia. Fue incapaz el equipo español de aprovechar un camino despejado para hacer grandes cosas. Superado en octavos por la anfitriona se despidió de mala manera y con un puñado de damnificados. Y entre todos, David De Gea quedó señalado.

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