Los nervios pudieron con el Deportivo y el Granada, que empataron sin goles en un encuentro en el que el Ochoa detuvo un penalti a Celso Borges a falta de un cuarto de hora.
Era una final para los andaluces y trascendental, aunque menos, para los coruñeses, y ambos firmaron un partido muy poco vistoso y con más errores que aciertos.
Pese a que la situación de los de Pepe Mel no es ni mucho menos tan apurada como la del Granada, la afición del Deportivo despidió a su equipo con silbidos, pues la victoria le habría dejado a un paso de la permanencia.
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